[FIC] Las obligaciones de un marine.

4 Años atrás.

El sonido del metal siendo golpeado era lo único que interrumpía la calma de la mañana en la Villa Fucsia.
Todo el mundo sabía quién era el responsable de despertarles tan temprano, pero era algo a lo que ya se habían acostumbrado y aceptado debido al cariño y respeto que le tenían a esa persona.
Aquel hombre continuo martillando el metal caliente por unos momentos hasta darle la forma de la hoja de un arma, para luego proceder a templar el metal, observar el producto y luego repetir el mismo procedimiento en otro metal.
La puerta de la casa se abrió lentamente, lo cual causo que el hombre parara su actividad y mirara hacia la puerta por la cual entraba un joven.
-Hola campeón- Le dijo con una sonrisa en su rostro mientras dejaba el metal caliente en un barril con agua de mar.
-Hola papá-Le contesto mientras dejaba un bolsa sobre la mesa, para luego dirigirse a tomar un delantal.
-Y dime, a que se debe el milagro de que te levantaras tan temprano.
-Bueno…-Se colocó el delantal y unos guantes de cuero duro.-Tu sabes… fui a correr, a recolectar… cosas.-El chico tomo uno de los metales ya terminados y comenzó a afilarlo.-Lo normal.
-Jajajaja, no me digas, trataste de salir nuevamente con los demás jóvenes de la villa, ¿no es así?-El hombre continuo con su trabajo.
El chico no contesto nada y simplemente continúo afilando el arma con mucho cuidado de no arruinarlo o cortarse.
-¡Tranquilo hijo!-Alzó la voz para que lo escuchara a pesar del martilleo.- ¡Pero tampoco deberías darle mucha importancia a eso, después de todo ya tienes 14 años!
-Ya sé que no debería importarme, pero es poco incómodo.-Su voz era tan baja que su padre no pudo escucharla.
El hombre nuevamente dejo de martillar, lo cual hizo que el joven volteara a verlo un poco extrañado, pues no era normal que él se distrajera cuando de forjar se trataba.
-¿Padre?.
-Sabes qué día es hoy-El hombre se acercó a una ventana para poder mirar a través de ella.
-¿Acaso es hoy una fecha importante?-Pregunto mientras continuaba con su trabajo.
El hombre comenzó a temblar ligeramente, para luego decir con algo de miedo.-Hoy es el día de su regreso…
El joven dejo caer el arma al suelo y volteo a ver a su padre, el cual hizo lo mismo y cuando la mirada de ambos se topó los dos dejaron escapar un grito de terror.
-¡Rápido!, ¡tenemos que darnos prisa e irla a recibirla o nos matara a ambos!-Gritó el hombre aterrado.
-¿¡Cómo diablos pudiste olvidarlo!?-Le respondió su hijo de la misma forma.
-¡No me juzgues y date prisa!-Rápidamente se dirigió a abrir la puerta para salir lo más rápido posible, pero al intentar salir, choco con alguien, lo cual causo que callera de espaldas. –Lo siento, me disculpare adecuadamente si regreso con vida de…
-Así que tienes mejores planes que ir a recibir a tu esposa después de no verla en 6 meses.-La voz de la mujer era seria y firme.
Ambos hombre tragaron saliva al saber quién era esa persona.
*Estamos muertos*Pensó el joven.

La mujer entro al hogar y cerró la puerta detrás de ella.
Ambos hombres se encontraban temblando del miedo mientras la veían dejando una gran mochila en el suelo, para luego tomar una silla y sentarse en ella. Durante unos segundos permaneció en completo silencio mientras pasaba su mirada por toda la sala del hogar.
-¿Cari…
-Por qué fui la única a la que su familia no fue a recibirla-Interrumpió abruptamente.
-Bueno…-El hombre se colocó de pie-Eso se debe a que…campeón explícale a tu madre porque no pudimos ir.
La mirada de la mujer se posó lentamente sobre el chico, el cual solo trago saliva al hacer contacto visual.
-Sí, cuéntale a mamá cual fue la razón.-Su tono de voz era una rara mezcla de seriedad y burla.
Durante unos momentos, el chico trato de buscar una buena explicación, pero no puedo encontrar una en la que su padre y el salieran vivos por lo que solo se limitó a decir:Padre lo olvido.
-Tú también lo olvidaste, no dejes todo el problema a mí solo-Contesto rápidamente para tratar de que la furia de su esposa callera solo sobre él.
Los 2 comenzaron a discutir sobre quien tenía más la culpa, mientras la mujer solo los miraba seriamente, para luego ponerse de pie mientras suspiraba ligeramente y dirigía hacia el lugar donde había dejado su mochila. La mujer abrió la mochila y tras sacar unas cuantas cosas encontró lo que busaca, se trataba de un sable común y corriente, pero al parecer era nuevo.
Tanto el padre como el hijo no se habían percato de nada de lo que hacia ella, por lo que continuaron su discusión, que a los pocos segundos se convirtió en una pequeña pelea.
El sonido del sable siendo desenvainado capto la atención de ambos, causando que se detuvieran y voltearan hacia la fuente del sonido. -Ustedes dos…- Un escalofrió recorrió la espalda de ambos pues ya sabían lo que estaba a punto de ocurrir- Kurimuzon'ejji-Al escuchar eso los 2  se arrojaron rápidamente al suelo.
En un segundo después una de las paredes tenía un tajo enorme y profundo. El joven se puso de pie lentamente y su padre lo imito unos momentos después.
-Eso no era necesario-Dijo el hombre mientras miraba de cerca el daño a la pared.
La mujer no dijo nada y se limitó a envainar nuevamente el sable.-Ven aquí-Dijo haciendo una señal con su mano hacia su hijo.
El chico se acercó  a donde se encontraba su madre.-Si señora…
-Un regalo-Le extendió el sable para que lo tomara.-Mañana empezamos…
El joven no comprendió lo que su madre acaba de mencionar, pero estaba seguro que no sería nada que le agradaría

Si uno salía a las calles podía ver a los niños de aproximadamente 9 o 10 años correr de un lado a otro persiguiéndose unos a otros.
-¡Atrapen a los piratas!-Gritó uno los niños
-¡Vamos nakamas!, ¡no se dejen atrapar por la marina!-Gritó  en respuesta otro de los niños.
Continuaron corriendo felizmente, hasta que por accidente el “líder” pirata choco accidentalmente con otro niño (el cual era Santiago) que se encontraba arrastrando una gran bolsa. El impacto causo que ambos cayeran al suelo y el contenido de la bolsa se esparciera por el suelo.
-Auch, auch, oye, porque no te fijas por donde vas.-Dijo el chico pirata.
-Lo siento.-Le contesto tímidamente.
El resto de los niños se acercó para ayudar a su amigo a levantarse.-Estas bien.
-Sí, fue culpa de él-Le contesto mientras señalaba sin mirar.
-Ya vieron quien es.
Los niños dieron un pequeño grito al ver el rostro de Santiago, para luego salir corriendo.-¡Corran por sus vidas, es el hijo de la demonio!
-¡Mi padre dice que los demonios comen niños!
El grupo de niños se alejó rápidamente aterrados.
-…Mi mamá no es un demonio…solo da un poco de miedo cuando se enoja.-Dijo mientras metía de vuelta los pedazos de metal que se habían caído hace un momento. Tras guardar todos de nuevo continúo con su camino.
-Despierta-Dijo mientras movía a su hijo-Vamos hay que empezar con tu entrenamiento.
Santiago se despertó ligeramente y tras mirar por la ventana se percató que el sol aun no se ponía.
-Date prisa, te esperare afuera de la casa y lleva el sable que te di.
Con un poco de trabajo logro levantarse de la cama, para luego comenzar a vestirse. *Había pasado mucho tiempo sin tener ese sueño* Rápidamente termino de vestirse, tomo el sable y se dirigió hacia donde se encontraba su madre.
La madre de Santiago no dijo nada cuando su hijo llego y solamente comenzó a caminar y Santiago caminó lentamente a su lado. Durante el trayecto la mirada de la mujer no se desviaba para nada, lo cual ponía un poco nervioso a su hijo.
-¿Y… a que es lo…
-A partir de hoy comenzare a entrenarte para ser un marine-Santiago volteo a mirarla sorprendido.-Quería hacerlo cuando cumplieras exactamente 14 años, pero por desgracia me encontraba en el mar y me perdí tu cumpleaños.
Santiago quería decir cualquier cosa que le sacara de la cabeza esa idea a su madre, pero por más que intento que alguna palabra saliera de su boca estas nunca se presentaron.
-Continuaras con la tradición por parte de mi familia y te convertirás en un gran marine-La mujer volteo a mirarlo seriamente.-A quedado claro.
-Si señora.

Tras unos minutos de una incómoda caminata llegaron a un área un tanto amplia de la villa, la cual era perfecta para entrenar.
Santiago miro el lugar un tanto confundido.- ¿Por qué entrenaremos aquí?, ¿No es un poco arriesgado para los niños pequeños?-Santiago inspecciono un poco más el área-¿No crees que sería mejor ir al Monte corvo o Midway forest?
-Esos lugares son muy peligrosos para alguien como tu.-La mujer caminó hacia un par de cajas que se encontraba cerca del lugar.-Y no debes preocuparte por los niños.-Comenzó a apilar un par de ellas.-Es muy temprano aun, por lo que tendremos un par de horas antes de que se levanten a jugar.-Terminó de apilando 3 hileras, cada hilera tenía una altura de tres cajas.
-Puedo preguntar para que son esas cajas.
-Fingirás que son enemigos.-Le contesto mientras se daba media vuelta y se dirigía lentamente hacia él.-Pero antes te mostrare como debes sostener un arma.-Desenvaino la Katana que tenía atada a la cintura y se colocó en posición de ataque.-Desenvaina tu sable.
Santiago no sabía que hacer exactamente; si desenvainaba el arma era el equivalente a retar a su madre aun duelo, pero sino la desenvaina lo más seguro es que ella atacaría de cualquier modo.
Rápidamente sacó el sable de su funda y lo sostuvo con la mano derecha, mientras que con la izquierda sostenía la funda.
-Esa es una pésima forma de sostener un arma.
-Pero si la estoy sujetando bien.
De un solo movimiento el arma de Santiago voló por los aires, para luego quedar enterrada en el suelo a unos metros de su dueño.-Si no sujetas bien tu arma quedaras expuesto a un ataque.-Santiago calló de espaldas asustado.-Que esperas, toma rápido tu arma o el enemigo podría matarte.-La mujer se preparó para realizar otro ataque, a lo cual su hijo rodó por el suelo para evitarlo.-Si no tomas rápido tu arma y te defiendes morirás aquí mismo.
*Enserio es una demonio* Pensó Santiago mientras desenterraba el sable del suelo y se colocaba nuevamente en guardia.
-Coloca tu mano derecha sobre la empuñadura del sable, de modo que tu dedo índice esté a media pulgada, luego coloca tu mano izquierda cerca del extremo de la empuñadura. Si lo deseas, puedes permitir que tu dedo meñique se enrosque justo después de la empuñadura y agarrarla con tus otros tres dedos y el pulgar.-Santiago acato las indicaciones de su madre, pero antes de que pudiera decir algo, su madre continuó hablando.- Aprieta firmemente con los dedos meñique y anular. Deja que los otros dedos se relajen, pero no lo suficiente para que el arma se afloje entre tus manos. Alinea tus manos de modo que tus muñecas estén al mismo nivel de tus antebrazos. No debes sentir torsión en tus muñecas.-Nuevamente la mujer atacó, pero esta vez el sable no se desprendió de las manos de Santiago, lo cual hizo sonreír ligeramente a su madre.

Una hora más tarde, Santiago se encontraba exhausto  y con una gran cantidad de cortes superficiales en todo su cuerpo.
-Bien, parece que ya dominas lo básico.-Se dio media vuelta.-Puedes descansar un poc…
-Gracias-Dijo mientras se dejaba caer de rodillas.
-Quiero que prestes mucha atención, pues lo que estoy a punto de enseñarte es una técnica especial.
-¿Técnica… especial?-Santiago se había sentado en el suelo y miraba a su madre.
-Recuerdas mi Kurimuzon'ejji-Por un momento Santiago casi decía algo parecido ah “cómo podría olvidarlo, casi muero incontables veces gracias a eso”, pero se lo guardó para sí mismo y solo se limitó a asentir con la cabeza-Tu también podrás ser capaz de crearlo, pero debes tomar en cuenta que al igual que el sable que portas, esta habilidad requiere de mucha responsabilidad, pues con ella podrías quitarle la vida a una persona.
-¡Yo no quiero matar a nadie! Es más estoy seguro que podría empuñar un arma si es para dañar a otra persona, creo que primero preferiría mo…
-¡Cierra la boca!-De un rápido movimiento la mujer tomó de la ropa a su hijo y lo alzó-No quiero que vuelvas a mencionar algo por el estilo.- El joven se encontraba completamente asustado, pues nunca había visto a su madre tan llena de rabia. Unos momentos después la madre soltó a su hijo, para luego darle la espalda.-Alguna vez te conté como murió tu abuelo…-Por unos momento permaneció en silencio, para luego voltearse para mirarlo fijamente a los ojos.-Aun lo recuerdo. Mi padre había logrado conseguir un permiso especial para visitar a mi madre y a mí después de 2 años de estar en el mar. Cuando le vi bajar del barco no pude evitar emocionarme.-Por unos momentos se pudo ver una pequeña sonrisa en el rosto de ella.-Ese mismo día en la tarde a mi padre le pareció una buena idea que tomáramos un paseo en barco con la excusa de que se sentía más cómodo en el mar que en tierra. Al principio todo era tranquilo, nos encontrábamos sentados una mesa, escuchando sus historias… pero esa tranquilidad no duró… Fuimos atacados por piratas, ¿Cuáles eran sus motivos?, no lo sé, pero cuando ellos comenzaron a atacar a algunos otros pasajeros, tu abuelo no pudo evitar ser un marine, aun estando superado en número y desarmado él se enfrentó a los piratas “Mi deber esta antes que mi querer, comprendes Cecilia” fueron sus últimas palabras, pues mientras él se enfrentaba al enemigo, mi madre me cargo y corrió hacia un borde del baro. Antes de que mi madre saltara al mar con migo en sus brazos, mire hacia atrás, solo para verlo ser atravesado por una katana…
-Porque me cuentas eso ahora.
-Puso su deber como marine antes que su propia vida.
-Oh… puso la vida de ustedes antes que la suya…-Murmuro Santiago.
-Jamás pienses en morir, amemos que sea por el deber… Fue suficiente descanso, continuemos con tu entrenamiento.
Santiago suspiro cansadamente-Bien…
-Qué crees que me hizo sentir la muerte de mi padre.
-No lo sé, supongo que…
-Odio.-El joven la miro fijamente-El odio es lo que me sostuvo por mucho tiempo y también.-Un aura de color rojo comenzó a cubrir la hoja de la katana-Es lo que me permitió volverme más fuerte.- Un rápido movimiento de la katana causo que el aura desapareciera y unos segundo después una de las hileras fuera partida a la mitad.

-¡No!, ¡Tienes que concentrarte o de lo contrario no podrás canalizarlo en la hoja de tu arma!
-Lo intento, pero no logro crear esa cosa roja.
-Bien-La mujer suspiro-Te mostrare una vez más como hacerlo, pero quiero toda tu atención.
-De acuerdo…  
-Cómo eres primerizo en esto tienes que concéntrate para poder encontrar todo tipo de odio que se encuentre en tu cuerpo.-Durante unos momentos cerró sus ojos mientras sujetaba la katana con ambas manos.-Cuando lo hayas encontrado tendrás que proceder a canalizarlo en tu arma, te darás cuenta que lograste traspasar el odio a tu arma al sentir una especie de brisa recorrer uno de tus brazos o los dos.-La hoja de la katana comenzó a ser cubierta por un aura de color rojiza.
Aquello no dejaba de sorprender a Santiago, pues por más que intentaba buscar una explicación esta no se presentaba. Una ligera sonrisa se dibujó en su rostro al pensar que tal vez ella en verdad no era humana y deecho eso explicaría mucho.
-Pareces feliz.
-¿Qué?... ¡No!, es solo que lo haces ver tan fácil y…
-Ahora inténtalo tú.
Santiago tomo el sable con ambas manos y dio un gran respiro. Los minutos pasaban y por más que se esforzara no parecía fuera a lograrlo.
-Eres patético.
Aquellas palabras desconcentraron totalmente a Santiago y ahora tenía su mirada puesta sobre su madre.
-Pensé que al ser mi hijo tendrías una oportunidad de lograrlo, pero ya veo que me equivoque.-La madre envaino su Katana y camino en dirección a Santiago y al estar cerca de él continuó.- Dime, que se siente saber eres un inútil, un desperdicio de existencia, un deshonra para los Salvatore.
Santiago solo tenía la mirada en el suelo mientras apretaba fuertemente la empuñadura de su arma.  
Cecilia camino un poco más-No te molestes en regresar a la casa, con el inútil de tu padre ya tengo más que suficiente, así que esto es el adiós.
-¡Espera!-Gritó fuertemente llamando la atención de su madre-¡Tienes toda la razón!, ¡yo no seré la persona que cumpla con tus expectativas y podre ser todo lo que dijiste!, ¡pero nunca hables mal de mi padre!-Sin percatarse el aura que había intentado crear anteriormente, ahora comenzaba a formarse lentamente pero son llegar a cubrir ni un octavo de la hoja.-Espero que encuentres a un mejor alumno.-Tas decir eso se dio media vuelta y se alejó de aquel lugar rápidamente.
-… Creo que exagere un poco…
Santiago corrió lo más lejos que pudo sin mirar atrás y sin prestar mucha atención a su entorno. A causa de esto terminó chocando con un pequeño grupo de hombres que se encontraban bebiendo.
-Lo siento tanto, no era mi intención chocar con ustedes.
-Mocoso acabas de tirar mi bebida
En el suelo se encontraban 3 botellas de ron cuyo líquido se vertía en el suelo. Santiago se apresuró a levantarlas antes de que el líquido se vaciara por completo, logrando rescatar menos de la mitad de cada una de las botellas.
-No saben cuánto lo siento, estoy seguro que si juntan el líquido de las 3 botellas en una podrán seguir tomando tranquilos y pues…-Un golpe en su mejilla le hizo caer al suelo.
-Acaso estas bromeando.-Dijo uno de los hombres mientras hacía tronar los dedos de su mano.
-Hey, mira tiene un sable con sigo.-Dijo otro de los hombres.
-Tranquilo, dudo mucho que sepa usarlo, míralo está temblando en el suelo jajaja.
El tercer hombre se acercó hacia Santiago con un cuchillo en su mano y se inclinó cerca de él-Que tal si te damos una lección para que la próxima vez te fijes hacia donde corres.-Lentamente comenzó a acercar el puñal hacia el rostro de Santiago mientras él y sus compañeros reían.
En un impulso Santiago sujeto una de las botellas del cuello y con ella golpeo el rostro de su enemigo con toda su fuerza, causando que esta se estrellara en su rostro y le causara unas pequeñas laceraciones.
-¡Maldito mocoso, te matare de la manera más dolorosa posible!-Gritó mientras se dejaba caer al suelo y con ambas manos sujetaba el área dañada.
El joven se puso de pie lo más rápido posible e intentó salir huyendo, pero algo se aferró a su tobillo impidiendo su escape, era el sujeto al que acababa de golpear con la botella, otro de los hombres desenvaino un sable bastante oxidado y se dispuso a atacar. Instintivamente el chico desenvaino su arma y la utilizo para protegerse del ataque. En ese momento se sintió bastante feliz de que en el entrenamiento su madre no le mostrara ningún tipo de piedad obligándolo a mejorar, pero esto no era un entrenamiento, era una batalla real y por tanto el enemigo no se limitaría a atacarlo solamente con la espada. Una patada en el estómago lo hizo caer nuevamente al suelo.
-¡Estás muerto!
Santiago cerró sus ojos y espero lo peor, solo sintió como un líquido tibio salpicaba ligeramente su rostro acompañado de un grito de dolor. Al abrir sus ojos pudo ver al hombre del sable arrodillado en suelo mientras sujetaba su mano derecha fuertemente.
-¡Mis dedos!, ¡mis dedos ya no están!-Gritaba adolorido.
-Si no quieren terminar igual que su amigo les recomiendo que se marchen.-Dijo Cecilia mientras ayudaba a Santiago a levantarse.
Los hombres huyeron rápidamente dejando a la madre y al hijo solos, durante unos momentos ninguno de los pronuncio ninguna palabra  creando una atmosfera un tanto incomoda.
-Estuviste bien al principio.
-Sí, creo que sí, bueno… me voy.
-Me equivoque, si tienes potencial para ser un marine.
-…Gracias pero no estoy interesado…
-No te gustaría poder ser capaz de hacer añicos a sujetos como ellos y no tener que depender de tu madre para que te salve.
-No me interesa la idea de pelar.
-Entonces que tal proteger a los inocentes de personas como esas, si terminas tu entrenamiento con migo serias capaz de proteger a quien quieras, que me dices ¿Cumplirás con tu deber como un Salvatore?
-Si… tratare de completarlo.
-Con eso me basta, por ahora regresemos a casa, tengo que revisar que no estés herido.