La primera misión-detener a los revolucionarios

Las nubes pasaban por el cielo, ocultando a el sol de a ratos. Era un día bastante ventoso, pero soleado a la vez. Las nubes que se veían eran de un color gris claro como nubes de lluvia. Me habían enviado a esta isla para detener a un grupo de revolucionarios que se decía podrían causarle problemas al gobierno mundial. Si cumplía esta misión con éxito dejaría de ser un agente cualquiera del gobierno y entraría al cipher pol. Enviaron a otro novato para esta misión, debía de contactarlo una vez llegada a la isla. El estaba en mis mismas condiciones, si pasaba esta misión seria un cipher pol. Pero no me importaba la vida de aquel novato desconocido, al menos que fuera una hermosa mujer. No me habían dado ninguna información de él.

Caminaba por un pequeño pueblo, parecía un pueblo fantasma. Estaba muy poco poblado, casi no se veía gente por las calles. Mire por todas partes en busca de algún revolucionario, pero no encontraba nada. Ninguna pista ni nada parecido, me pregunte que estaría pasando, donde se habían escondido. Decidí sentarme un rato en el muro de una casa mientras observaba el entorno buscando alguna pista.

Me habían mandado a detener a una padilla de renacuajos revolucionarios y ser compañero de un chaval que no conocía tampoco. Encima de todo el chaval me tendría que haber llamado hace rato pero no me había llamado "tsk, yo paso, mejor hago la misión yo solo" pensé.

Harto de esperar en la playa me fuí al pueblo en busca de algún revolucionario, pero no había nada ni nadie, ese pueblo era un desierto. Al poco rato de buscar por el pueblo me encontre con un tío sentado en una pared de una casa.
-¡eh, tu! pareces un revolucionario, dime donde esta toda tu pandilla de criajos-le dije.

Mientras miraba los alrededores en busca de alguna pista, un tipo con cara de idiota y una pequeña venda sobre la nariz, me acuso de ser un revolucionario. Quien se creía este imbécil que era. Sin decirle nada le dispare a los pies y luego le dije:

-Hey escoria cierra la boca y no molestes-escupí el piso cerca de él y me puse de pie. Si estaba buscando revolucionarios, seguramente seria el idiota con el que tenia que hacer la misión: Si buscas revolucionarios por aquí no hay nadie. Seguramente tienen un escondite en las afueras del pueblo ¿no crees?-al final fui bastante irónico.

Me puse las manos en los bolsillos y empece a caminar en saliendo del pueblo, en busca de alguna cueva o un campamento donde pudiera encontrar a los revolucionarios.

El criajo me había disparado pero ni inmute, se veía que era mi estúpido compañero, por lo que decidí acompañarlo a las afueras de la ciudad por si le atacaban o algo.

Llevábamos un rato caminando pero se había echo pesado puesto que estábamos sin nadie alrededor, y tenía que viajar con aquel criajo novato.
-Oye, te puedes dar la vuelta si tienes miedo, me puedo encargar yo de todos-le dije

El tonto que tenia asignado para que me ayudara venia caminando tras de mi. Esta escoria me seguria a pelear contra los revolucionarios. Alguien tan imbécil no se de que me podría ayudar, los de arriba tenían basura en lugar de cerebro. De repente escuche la voz del imbécil diciendo me que si tenia miedo me volviera. Le volví a disparar solo que esta vez la bala paso cerca de su mejilla.

-Mas vale que te quede claro basura-sople el humo que salia del cañón de mi pistola: El rey jamas siente miedo de nada.

Me volví y seguí caminando, probablemente tendría que matarlo antes de terminar la misión. Pude ver a lo lejos un campamento, probablemente fuese de los revolucionarios. Me dirigí hacia allí a investigar.

El muy estúpido me disparó y me paso cerca de mi mejilla "tsk, voy a tener que cuidar de él" pensé.

Al rato encontramos un camapmento seguramente revolucionario, y nos acercamos allí. Yo entré a una tienda de campaña pero solo había mapas con lugares señalados. Al poco rato se oyó un disparo, por lo que me asomé, los revolucionarios habían llegado, por lo que salí de la tienda para que me viesen.

Al llegar al campamento el idiota se metió a husmear en las carpas de los revolucionarios. Me quede observando los alrededores, no me importaba mirar dentro de las carpas. Nadie se veía aparecer por los alrededores, me esta aburriendo. Hasta que escuche el ruido de galopes de caballos. Mire a lo lejos y vi una nube de polvo que se acercaba. Con que allí estaban los revolucionarios. Al verme algunos me dispararon, pero fallaron. Me senté sobre una banca y les dispare a dos tirándolos del caballo. Pude ver como el imbécil salia de la carpa alterado por los disparos. Si se metía en medio podría disparar le sin que lo notara y matarlo.

Vi como Mi compañero se deshacía de dos revolucionario por lo que decidí actuar. Salí corriendo mientras que estaban ocupados con mi compañero y pronuncié Kami-e para que no me alcanzase ningún disparo.

Cuando ya estaba al alcance de dos revolucionarios y estos me habían visto montados en sus caballos, salté a la altura de sus cabezas y repartí patadas tirándolos de lo caballos al suelo inconscientes.

El idiota ya se había metido en medio y empezaba a golpear revolucionarios. Estaba usando el Kami-E así que no podría acertarle ninguna bala. Maldito idiota, debería esperar para librarme de él. Volví a disparar con una mano mientras con la otra me tapaba la boca a la vez que bostezaba. Con la mano izquierda dispare dos balazos y dos revolucionarios as cayeron. Efectivamente no podría alcanzar al idiota. Le había apuntado y lo había esquivado con el Kami-E y las balas le dieron a otros dos. Maldición este imbécil no iba a morir tan fácil. Volví a disparar dos balas con la misma pistola y otros dos cayeron. ¿Por que eran tan fáciles de matar? Me recosté contra el respaldo de la banca, para disparar mas cómodo.

Después de habernos desecho de todos los revolucionarios solo quedaba el jefe, ha si que tirándolo del caballo lo deje inconsciente. Entonces lo até y lo eché encima de mi hombro, pensaba llevármelo para haber si se podía sonsacar algo.
-Oye Compañero ya nos podemos ir-le dije. Y no te creas que no me he dado cuenta de que me has intentado matar.

Sin ver si me seguía o no me fui hacia mi punto de partida para volver hacia la base de la marina

El idiota tomo al jefe para sacarle información. Que imbécil, como si semejante escoria supiese algo de valor. Parecía que se había percatado de mis intenciones de matarlo.

-No intentaba ocultarlas-me levante. Coloque mis manos en mis bolsillos y empece a caminar camino al pueblo. Tal vez las personas de allí ya habrían vuelto. Tenia algo de hambre y sed, y tal vez encontraría alguna hermosa mujer para divertirme.

Mire al idiota, se dirigía al punto de reunión. Que hiciese lo que le dieran las ganas, de todas formas el barco de la marina no llegaría en un par de horas. Regrese al pueblo.

Llegué al punto de partida y no vi a nadie "¿que pasa aquí?" pensé.Miré mi carta de información y ponía que no vendrían hasta dentro de dos horas "¡¡¡queeeee!!!" pensé. Sin pensarlo dos veces, até al prisionero a una roca y me dirigí al pueblo a comer algo.

Entré al primer bar que vi y me senté en la barra. Pedí un filete y una jarra de cerveza para comer. Mire para ver la gente que había en el bar, y todos me miraban "se ven que no están acostumbrados a visitas" pensé.

Parecía que las personas tambien habían vuelto al pueblo. Así que entre en la primer taberna que vi. Me senté y vi a una camarera con grandes dotes. Le pedí carne de cerdo en salsa de tabasco. La chica me lo trajo, le pregunte su nombre pero tubo que irse rápido a seguir atendiendo clientes. Mi desgracia aumento al ver que el que la hermosa mujer había ido a atender era el idiota de antes. Que mala suerte volvía a encontrármelo aquí. Ni comer tranquilo podría. En ese momento se escucho unas corridas y gritos fuera. "Hay agentes del gobierno búsquenlos"- Como si mi suerte podría empeorar, que se supone había hecho el idiota con el líder de la banda.

Me puse a comer, pero me di cuenta de que alguien me miraba si que gire mi cara a la derecha y vi al estúpido de mi compañero "mierda, que pesado que es" pensé.

Me levanté con mi plato y me senté al lado suya.
-Te habrás dado cuenta ya de que saben de nosotros, tenemos que salir de aquí para que nuestra entrada en esta isla sea una leyenda-le dije.

El idiota se me vino al lado, acaso tenia que matarlo para quitármelo de encima. La verdad que aun no se me hacia fácil aguantar su cara. Así que el idiota quería que fuésemos una leyenda. Que tipo mas imbécil.

-Cierra la boca basura-probé una buena mordida de mi filete de cerdo, sin mirar al imbécil: El rey no necesita hacer estupideces para ser una leyenda.

Seguí comiendo y de repente entraron unos cuantos revolucionarios gritando y buscándonos. No deje de comer tranquilamente como estaba.

El idiota no me había entendido lo que quería decir. Encima de que intentaba hablar con el, el muy estúpido, era, estúpido.

Al poco rato entraron unos cuantos revolucionarios buscando a los supuestos marines. Terminé de comer, pagué unos cuantos berries y fui a salir por la puerta cuando un revolucionario me apunto con su pistola en mi cabeza.
-Tu no seras uno de esos Marines...¿verdad?-dijo haciendo reír a sus compañeros.
-Tu verás criajo-le dije.
Sin tempo a que me respondiese le pegue un rodillazo en la barriga haciéndole soltar la pistola. Cogí la pistola y dejando inconsciente al revolucionario con una patada vertical me puse detrás de una mesa para protegerme de las balas de los otros revolucionarios. Pronuncie Kami-e y salí de la mesa con la pistola en la mano apuntando contra ellos. Ellos asombrados por no poder darme fueron a buscar algún rehén para que no disparase, pero se dirigieron a un mal rehén "jé, tendré suelte si luego mi compañero no me quiere atravesar" pensé al ver que apuntaban a mi compañero.

Mire como el idiota intentaba escapar de los revolucionarios. Me quede comiendo mi chuleta de cerdo con salsa tabasco. No iba a interrumpir mi comida por un montón de basuras. Al idiota la tomaron contra la puerta y empezó a luchar solo contra los revolucionarios. Seguí comiendo, no me gusta interrumpir mi comida. A uno de las escorias revolucionarias me intento tomar como rehén, apuntándome a mi cabeza. Era molesto comer mientras alguien te apunta con un arma. Saque mi pistola y le dispare en medio de la cabeza matándolo de un disparo.

-Nunca se debe interrumpir la comida del rey-me lleve una papa a la boca.

Sus compañeros quedaron mirándome sin poder creerlo. Guarde mi arma y seguí comiendo, sin inmutarme. Pero seguía siendo molesto comer mientras me miraban así que sin mas opción. Saque de nuevo mi pistola.

-Odia que las escorias se me queden mirando mientras como-abrí fuego a discreción con una sola pistola. Le di a los revolucionarios que quedaban antes que ellos pudieran matarme y algunas balas perdidas rompieron botellas de alcohol de la estantería. Claro que un par de balazos fueron hacia el otro imbécil que me acompañaba, pero no le hacerte por culpa de esa maldita técnica. Ya con todos los revolucionarios muertos, me dispuse a terminar mi almuerzo.

Mi estúpido compañero había echo demasiado ruido matando a los revolucionarios.
-Espero que estés contento, has hecho demasiado ruido-le dije pegando una patada a la pistola.

Cabreado salí del bar y me dirigí a la playa, quedaban apenas media hora para que llegasen a recogernos.

El idiota me había insultado. Pero no era que me fuese a molestar por las palabras de un gusano, y menos aun cuando estaba comiendo. Ya tendría mis oportunidades de matarlo. Todos en la taberna me miraban con temor. Eran un montón de basura, se asustaron por nada. Al terminar de comer me puse en pie y le deje el dinero sobre la mesa de la taberna. Salí caminando con las manos en los bolsillos, daría un paseo por el pueblo.

Salí del pueblo e iba caminando por el camino, "la verdad es que no está tan mal esta isla" pensé. A los 10 minutos llegué al acantilado, al lado de la playa. El muy idiota de el jefe de la pandilla de los revolucionarios se estaba intentando "idiota". Pegué un salto desde el acantilado, y mientras que caía estiré la pierna dándole al idiota y dejándolo inconsciente.
-Tsk ahora tendré que esperar al idiota de mi compañero-dije mientras ataba al jefe rev.

Salí caminando del pueblo por donde había entrado. Caminaba con las manos en los bolsillos y con el estomago lleno. Esa comida había estado digna de un rey. Al salir vi al otro idiota con el líder de los revolucionarios. Mire hacia alta mar y vi el barco de la marina. Por suerte ya llegaban no quería aguantarle la cara a este tipo por mas tiempo.

Al poco rato llegó el idiota de mi compañero y el barco, por lo que me levanté, cogí al jefe de los revolucionarios y me monté en el barco.
Me dirigí a mi camarote esperando a llegar al cuartel para que me ascendiesen.

Me subi al barco y me quede en cubierta apoyado sobre el borde. Ahora me dirigía de nuevo a la base. Esperaba no tener que rendir cuentas por el idiota.

SIGUIENTE

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