[Pasado]Un paseo por la ciudad[Priv. Alucard]

¿Cómo había acabado allí? No tenía ni la más remota idea, pero me encontraba paseando por las calles de una antigua ciudad construida hacía mucho tiempo, o eso había oído de un anciano que le contaba la historia a unos niños. El sol iluminaba con todo su esplendor y la temperatura era agradable, así también como el ambiente. Unos cuantos niños jugaban corriendo por las calles felizmente a la par que yo paseaba por ahí con Tora. Muchos se asomaron para contemplar a la enorme bestia pasar, algunos con miedo, otros con simple curiosidad o admiración. Un niño se acercó corriendo.
-¿Puedo tocarla?-me preguntó. Eso me pilló por sorpresa, pero asentí levemente. Tora sabía dominar estas situaciones y si podíamos pasear por las calles era gracias a que su estómago estaba satisfecho así que el instinto no molestaría por ahora. El chico alargó la mano con un poco de miedo, y Tora no se movió. El niño la acarició con suavidad y después, maravillado, se alejó corriendo. Miré a Tora y ella me devolvió la mirada. Entendía tan bien como yo que ese chiquillo iba a divulgar la noticia y muchos más vendrían a intentar acariciarla y probablemente a agobiarla.
Entonces la tigresa tomó la decisión de alejarse por las calles, y cuando la llamé me rugió. ¿Qué estaría pensando? Suspiré. Supongo que un rato sola no vendría mal y no tenía que preocuparme por ella ya que al fin y al cabo era una bestia y sabía defenderse sola.
Decidí entrar a una taberna y tomarme algo. Me senté en la barra ante la mirada de algunos borrachos que ya rondaban por allí a pesar de que aún faltaba mucho para anochecer. Pedí una copa de vino y le di un sorbo. Realmente sentaba bien algo así de vez en cuando.

1 AÑO ANTES DE LA BANDA AKATSUKI

Definitivamente me había conseguido perder por el inmenso mar y había aparecido en esa isla, no sabía donde estaba, y quería regresar a Toroa "mierdaaa" no paraba de repetirme dentro de mi.
Después de llevar caminando un buen rato por los callejones de aquella ciudad vi por varios carteles y escuchando a la gente que donde yo había venido a parar era a la Ciudad de Orange, en el East Blue " Mierda, el East Blue, pilla muy lejos de Toroa, y encima aquí esta muy soleado,... me iré a algún bar donde se esté oscuro" pensé.
Al final me decidí por salir, pero iba por la parte de la calle donde el sol no daba pues tenía cierto habilidad que hacía que me volviese medio invisible en la oscuridad, además me movía muy rápido y a gusto.
Lo fastidioso eran los animales, nunca se habían llevado bien con mi presencia, siempre ladraban o se erizaban o huían o me atacaban cuando me veían, o mejor dicho cuando me sentían venir; y en esa isla, ... sobraban animales, cada dos por tres empezaban a ladrar y a huir, por lo que definitivamente me rendí y directamente me metí en el primer bar que vi.
Era un bar normal, y con lo de normal me refería a un bar lleno de borrachos torpes que solo estorbaban a la humanidad, "perfecto" pensé. Fui a sentarme pero antes me fije en que había una chica con el pelo rosa sentada en la barra " valla gente mas rara hay en esta ciudad " pensé. Me senté en la barra y pedí una jarra fresca de cerveza sabiendo que aunque bebiese, eso no me saciaría nada.

Continué saciando mi sed tranquilamente con el vino, una copa no haría efecto en mi organismo así que no me preocupé. Había cumplido los 18 años hacía poco y últimamente bebía un poco más que de costumbre. Por una vez no tenía que mentir sobre mi edad para tomar alcohol, pero desde luego no iba a pasarme de la raya. Sabía la cantidad exacta que debía tomar para que mi mente continuara activa como siempre hacía.
Un hombre de extraño aspecto se sentó también en la barra. Por alguna razón me sonaba de algo, pero en ese momento no recordaba de qué. Decidí no preocuparme por eso ya que seguramente sería algo sin demasiada importancia.
Los borrachos parecieron animarse un poco y eso resultó molesto. No me gustaban los sitios con demasiada gente y mucho menos si eran ruidosos. Chasqueé la lengua disgustada. ¿Tan difícil era que estuvieran tranquilos?

La extraña chica me miró un par de veces y siguió bebiendo lo que estaba bebiendo, pues tampoco me fije. La verdad es que esa extraña niña me sonaba y mas al a ver ese pelo rosa "Claro.. la del  encuentro..." pensé al fijarme por última vez. El ruido de los borrachos fue en aumento y volví a pedir otra cerveza, pues no tenía problema, ya que el alcohol no me afectaba y tenía dinero de sobra. Iba atardeciendo y la gente empezó a gritar mas y mas, e incluso hubo algunas peleas.
-¿Que tal te ha ido todo desde nuestro último encuentro?- le dije a la extraña niña con la suficiente fuerza como para que solo me escuchase ella, mientras miraba mi jarra.

Pasado:

Algunos borrachos comenzaron a cantar en alto y me dieron ganas de tirarle la copa a la cabeza para que se callara. ¿Tan difícil era que se estuviera tranquilo? O al menos en un lugar más silencioso. Suspiré, no me gustaba el ambiente, pero tenía que reconocer que el vino sí.
Jugueteé un poco con la copa a la vez que buscaba las palabras para contestarle al chico. Me acordaba vagamente de él, pero no conseguía recordarle con claridad. ¿El vino me estaba haciendo efecto? ¿Cuánto había tomado?
-Eh... Pues bien, supongo. Voy vagando de un lado a otro.-me pareció innecesario darle más información.-¿Y tú?-pregunté por cortesía.

Me respondió de una manera que era como no decirme nada, y me dijo que como iba yo.
-Igual...-Le dije dando mi último trago a la cerveza.

Parecía que la muchacha no me había reconocido aún, mejor. Me levanté del asiento pues ya se estaba haciendo de noche y me fui sin pagar sigilosamente sin que me viese nadie. Salí del bar y el "aire" cambió de estilo, allí se respiraba diferente y no olía a meado de Vaca marina como en el bar. Seguí caminando y al darme la vuelta me encontré a una tigresa que me gruñía.
-Valla tu si te acuerdas de mi.... o es simplemente por el echo de mi alma...-dije susurrando mientras pasaba por el lado suya ignorándola.

No sabía cuánto tiempo había pasado allí. Tampoco me importaba, pero mi vino se había acabado y no tenía dinero para más. Podría irme sin pagar como acababa de hacer el chico. ¿Cómo se llamaba...? No recordaba su nombre.
Igualmente ya se había ido. Debería buscar a Tora... Dejé unas monedas en la mesa, el precio de mi copa. El camarero estaba ocupado intentando calmar a los borrachos y no se dio cuenta de que se había ido sin pagar así que no me preocupé. Él podía hacer lo que quisiera pero yo me había negado hacía mucho tiempo a robar e irse sin pagar podía entenderse como un sinónimo de ello.
Salí del bar y caminé un poco, no fue demasiado difícil encontrar a Tora ya que podía localizar su olor con facilidad. Sin embargo, me sorprendió encontrar al chico de antes. Y Tora le estaba gruñendo. Les miré con curiosidad.
-¿La has provocado?-le pregunté.

No di ni dos pasos cuando la chica del pelo rosa se me interpuso diciéndome cabrada que si la había hecho cabrear yo a la tigresa, no quería responder a la pregunta, pues era estúpida pero pasaba de tener a una niña en lo alto mía toda la noche.
-No...-dije sin pararme.

Me dijo que no sin pararse. Algo no me cuadraba. Tora no hacía esas cosas porque sí...
-Entonces ¿por qué?-susurré. No se lo estaba preguntando a él, sólo estaba pensando en voz alta sin darme cuenta. Suspiré.
-Venga Tora, vámonos.-le dije a la tigresa para que dejara al chico en paz. No parecía tener el más mínimo interés en ninguna de nosotras y aunque todavía no recordaba cuál había sido nuestro anterior encuentro no quería preguntarlo.

Cada uno de nosotros tiramos por un camino diferente, pero antes de separarnos le dije por última vez.
-¿Sabes de alguien que se dirigía al West Blue o a algún mar cercano?
Esperé su respuesta mientras la luna empezaba a colorearse de un color rojizo como la sangre. Normalmente en una noche como esta me volvía loco y empezaba a devorar humanos, pero hace tiempo que había conseguido dominar ese poder, aunque eso no evitaba que algunos rasgos míos resaltasen, como los ojos rojizos como la sangre, que mi pelo "levitase", o que el odio de los animales hacia mi aumentase "maldita maldición" no paraba de pensar.

-¿Al West Blue?-repetí. Creo que allí es donde estaba la biblioteca de Ohara... Tenía ganas de investigar un par de cosas por ahí.-Yo misma. Me interesa ir a Ohara.
Su apariencia comenzó a tornarse diferente mientras más alta estaba la luna. Serían pequeñas cosas que quizás no debiera tener en cuenta y en un principio decidí apartar. Realmente no me importaba demasiado este hecho. Sin embargo, tuve que volver a sujetar a Tora para que no se lanzase contra él. Maldita sea ¿por qué se alteraba tanto? Había algo que a ella no le gustaba, pero ese no era motivo por mi parte para desconfiar.