La villa de 40 años

Por fin, tras 2 o 3 días de viaje en mi ruinosa balsa, había llegado a una isla habitada. "Menos mal *suspiro* No me habría gustado caer en otra isla desierta" . Me arrastre y poco a poco por el hambre pero pronto conseguí llegar al pueblo, había un cartel enorme que ponía:


La verdad es que no me sonaba de nada pero al fin y al cabo era una isla y seguramente habría comida. Las calles estaban llenas de gente pero a la vez tranquilas, aquella isla transmitía calma y serenidad, sin duda un buen lugar para vivir. Mientras caminaba y mi barriga rugía reclamando atención note como la gente giraba la cabeza para mirarme, podría ser por mi llamativa ropa de color verde aunque sabía que era por mis enormes orejas que me hacían parecer un elfo. Tras varios minutos de caminata ya no pude aguantar más el hambre y el cansancio y me desplome en la transitada calle.

Otro día nuevo en Orange, con monotonía me levante, desayune y me vestí para ir a la ciudad. Vivía a las afueras, en una pequeña y cochambrosa cabaña pero era suficiente para vivir en paz ... cosa que no me gustaba, quiero acción, aventuras, ¡LIBERTAD! ... Con un suspiro empece a caminar hacia la ciudad imaginando que era un bravo corsario.

A los pocos minutos llegue y ya andaba por una de las calles principales, a lo lejos vi a una multitud reunida -Qué habrá pasado- me pregunte, para averiguarlo corrí hacia allí.


-Dejen pasar, paso, paso ...- decía mientras apartaba a la gente para poder colarme.

Había una persona en el suelo, parecía que estaba muerta ... mire hacia los lados a ver si alguien sabía algo.

-¡Mirad! Es un elfo, que orejas más grandes ... .

-No le toquéis, se habra muerto por una enfermedad rara ... Podría ser peligroso.

Y más cosas se oían en aquel cúmulo de gente.

Me escabullí y logre alcanzar al moribundo (?).

-Oye, ¿Te encuentras bien? ¿Estas vivo?- le dije agachado.

Abrí los ojos lentamente y con cuidado para que la luz del sol no me cegara, cuando por fin recordé que me había desmayado por inanición note que había mucho ruido y mucha gente a mi alrededor y uno de ellos se encontraba muy cerca de mi, hablandome, aunque no lograba distinguir que decía porque aun estaba algo conmocionado.

-C-comida ...- logre decir.

Cuando oyeron eso todo el mundo disperso quejándose de que había sido una perdida de tiempo, que solo era un muerto de hambre y blablabla.

Se me escapo una pequeña risa cuando vi que solo tenía hambre.

-Vamos, levántate y apóyate en mi, te invito a comer.- dije al tiempo que le ayudaba a levantarse.

Un chaval me ayudo a levantarme y me dijo que me invitaba a comer. Después de todo aun queda gente buena, la verdad es que me había impresionado que se molestase tanto por un completo desconocido pero obviamente no iba a rechistar, necesito comer.

-Gra-gracias ...- susurre.

Pronto lleguemos a una taberna, pequeña pero al fin y al cabo era una taberna y eso significaba comida, justo lo que necesitaba.

Entremos y nos sentemos en una mesa, pronto una niña de unos 8 o 9 años vino a la mesa para que pidiésemos.

-Hola, ¿Qué quieren tomar?- nos pregunto con una amplia sonrisa, luego se me quedo mirando - ¡Ála! Que orejas más graciosas tienes.- rió.

- Eh ... Pequeña tráenos dos vasos de agua y un poco de pan con carne y pescado.- me apresure a decir para quitarle hierro al asunto de las orejas, aunque la verdad es que eran muy extrañas. - Siento no poder invitarte a más, no me quedan muchos berries.- dije frotandome la nuca.

En pocos minutos nos trajeron lo que pedimos, moví el plato con la comida y lo puse delante del "orejas puntiagudas" . -Anda come, te sentara bien.-

-¿De donde eres, y que te ha traido por aquí?.- pregunté con la intención de empezar una conversación.

No hice caso a los comentarios de la pequeña. Cuando trajeron la comida y mi "salvador" me la ofreció empece a devorarla vorazmente.

Trague un buen trozo de carne, a pesar de que no era nada del otro mundo tenía tanta hambre que me parecía un manjar. -Eftube en ufa ifla desierta, hice una balfa y acafe aquí.- apenas se me entendía por el otro montón de comida que me metí en la boca. -Me famo Link.

Termine de comer rápidamente, ya me encontraba mucho mejor. -Pfff que comilona, ya estoy mucho mejor, gracias.

Solamente había logrado entender que se llamaba Link y nose que de una isla desierta.

- De nada. ¿Qué tienes pensado hacer ahora?- le pregunte.

Yo sueño con ser pirata, pero hay gente muy fuerte y yo soy cuanto menos mediocre ... Si Link se iba a ir de la isla a lo mejor podría acompañarle pero podría darse el caso de que no quisiera tener relación alguna con un aspirante a pirata.

La pregunta de que iba a hacer a partir de ahora me pillo un poco desprevenido, aunque supongo que es una pregunta más que comprensible y con lo bien que se ha portado conmigo lo menos que puedo hacer es responder.

-Bueno ... mi balsa esta rota, pero en cuanto consiga otra nave me are pirata.- dije con una sonrisa.

Después me di cuenta de que a lo mejor no había sido una buena idea decirle lo de que me haría pirata, a lo mejor me vende a los marines ... esperemos que no lo hiciera.

-Eh ... eh, eh ¿Pirata?.- le mire patidifuso. -¡Eso es genial yo también quiero hacerme pirata!.- exclame, pero luego me calle porque había llamado la atención de la gente que se encontraba en el bar. - Jeje, te puede parecer apresurado pero podriamos formar una tripulación, y ... y conseguir el legendario tesoro One Piece ¿Qué te parece?- cada vez estaba más contento, esto podría significar que por fin podre cumplir mi sueño.

-Eh eh eh ... calmate, no estoy diciendo que forme una tripulación contigo pero ¡¿El One Piece?! ¿Tu estas majara? No tenemos el nivel suficiente ... - dije convencido de que aquel chaval tenía la cabeza llena de pajaros.

Aun estaba algo en shock por lo que acababa de decir, sin duda parecia no ser consciente de los peligros que se encontraría allí fuera y no cabe decir los del Grand Line.

Aunque quizá no fuese tan mala idea formar una tripulación, al fin y al cabo tarde o temprano tendría que formar una o unirme a una, además su ayuda es mejor que nada.

-Pero ... creo que tal vez si podríamos formar una tripulación.

Por un momento me sentí bastante idiota, no era la primera vez que alguien se reía de mi por decir que algún día encontraría el One Piece pero lo que más miedo me dio fue que por un momento pensé que me diría que no aceptaba mi compañía, porque le estorbaría o alguna de esas cosas ... Ante todos mis malos pensamientos dijo que tal vez si podríamos hacer alguna tripulación.

- Genial, pero aun tendriamos que decidir quien sería el capitán, reclutar a más gente, conseguir una nave y muchas cosas.- dije atropelladamente.