Erix y Alucard [rol en pasado]

El chico lo había captado por lo que se puso a hacer una especie de abdominales en un árbol, cosa que me parecía muy bien.

Me elevé en el aire superando el árbol y poniéndome en un sitio donde no me viese Erix.
-¡Lo estas haciendo bien!-le dije a Erix. ¡Lo siguiente es superar tus miedos, voy a disparar con los ojos cerrados disparando a todas las hojas que te rodean, si confías en mi, seguirás entrenando!-le dije mientras me puse a disparar.

Cuando dijo que iba a disparar mientras yo seguía entrenando, me aterroricé, no conocía casi de nada a Alucard, había comprobado que tenía buena puntería sí, pero de ahí a dejarle disparar a ciegas contra el árbol en el que estaba entrenando, era un paso muy grande. -Esto...espera....yo...yo no sé si quiero hacerlo...- Miré a Alucard que parecía estar ya concentrándose para disparar, cerré los ojos y pensé en sus palabras. -Superar mis miedos...superar mis miedos.- finalmente dejé de tiritar y continué, aunque un poco más calmado, haciendo los ejercicios en mi rama.

Vi como el chico a pesar del miedo siguió haciendo ejercitándose, por lo que no disparé y baje volando hasta la rama donde el estaba.
-Eres bueno, eres capaz de aguantar la presión- le dije al chico.
Viendo que el chico era bueno, lo dejé entrenando y me puse a levitar al lado de el mientras que yo me concentraba y el seguía entrenando.

A pesar de que me había decidido por seguir con el entrenamiento sin que me entrase el miedo, por alguna razón Alucard no disparó y después de felicitarme se siguió entrenando. Un buen rato estuve allí colgado de la rama, no solo me estaba entrenando físicamente, estaba también entrenando mi mente, con los ojos cerrados, tratando de aguantar la presión y los nervios. Finalmente me solté de la rama del árbol y caí de espaldas al suelo exhausto. -Pff ya creo que vale por hoy.- Dije por lo bajo mientras tomaba aire. -Señor Alucard...¿le importaría si vamos al pueblo? seguro que están preocupados por mí, además podré enseñarte mi casa y podremos tomar una buena cena.- Le dije mientras me ponía de pie sacudiéndome el polvo de los pantalones.

Erix estuvo un buen rato aguantando, pero al final lo dejo pues estaba cansado. Me propuso ir a acompañarle al pueblo.
-Te puedo llevar pero deniego la oferta de quedarme a cenar-le dije sin posibilidad de rectificar.
Miré a Erix, esperando la respuesta, aunque era obvio que me iba a decir que quería que me fuese con él.

Miré a Alucard con cara seria, poniendo una mueca como que estaba molesto. Ya había cogido confianza con él como para reprocharle algo, así que haciendo caras de niño que quiere conseguir algo, me acerqué a él despacio. -Jooo venga, te lo pasarás bien, seguro que mi hermano también quiere conocerte, eres un tío guay vamos acompáñame.- Le dije y para que me hiciese más caso le agarré de la túnica que llevaba.

Siguió insistiendo, con muecas, con quejas, con halagos, etc.
-Vaaaale- le dije a Erix.
"Desde cuando me he convertido yo en una niñera..." pensé.
-Vale, pero antes una última prueba ... quiero que te caces tu propio animal para que te lo cenes- le dije a Erix.

Por fín había aceptado mi petición, pero puso una condición a cambio, debía de cazar mi primer animal, que mas tarde me cenaría. -Pero...pero Alucard-San, yo no soy un buen tirador como usted, nunca he cogido un arma...y tampoco tengo extraños poderes. ¿qué pueso hacer?- Le pregunté poniendo cara de pena, esperando que se apiadase de mí y me diese alguna posible solución, por el momento lo que hice fue arrancar una rama de un árbol y quitarle las ramitas que tenía.

Erix se había quejado de que no era buen tirador y mas cosas.
-¿De que te ha servido todo este entrenamiento?-le dije a Erix sin esperar respuestas. en ningún momento dije que tu tenías que ser buen tirador, viendo que no eres grande ni fuerte, ingeniatelas para hacer tirar algún animal, usa tu ventaja de la inteligencia.

Usar mi inteligencia...era listo, pero tenía diez años y nunca había estado en esa situación, no sabía como podía hacerlo para cazar a un animal más grande y fuerte que yo, realmente tenía que valerme de mi ingenio para cazarlo. De pronto se me ocurrió una idea alocada, pero que esperaba que funcionase para poder cazar al animal. Me adentré corriendo en el bosque y empecé a hacer ruido por todos los árboles con el palo que había arrancado. -Vamoooos salir bestias saliiir.- Gritaba enérgicamente para que me oyesen, de pronto una especie de pantera negra, algo más grande y ancha apareció a lo lejos, agazapada entre unos matorrales, acechándome. -Ahora...corre.- Pensé mientras echaba a correr bosque hacia afuera. La pantera echó a correr detrás de mí sorteando árboles y troncos. -Ya casi estoy.- Pensé cuando ya veía la claridad del acantilado en el que estábamos. Al salir, me dirigí corriendo hacia Alucard de frente, y de pronto, cuando estaba a escasos metros, salté hacia un lado tirándome en plancha, la pantera seguía recto pues no pudo ver mi movimiento, dirigiéndose a toda velocidad hacia Alucard. -Jejejje esto ha sido ingenioso.- Sonreí por lo bajo esperando que Alucard actuase.

De repente salió Erix corriendo, entonces me puse a esperarle. Al rato apareció por bosque corriendo, en un punto dado pego un salto echándose a un lado, y detrás de él apareció una gran Pantera.
-¡Maldito crío! je, has aprendido-le dije mientras caminaba hacia la pantera. Justo cuando venía hacia mí dí un giro por su cuello y le disparé en la yugular, un tiro certero que lo mató instantáneamente. Cogí al animal de la cabeza y me lo llevé hasta donde estaba Erix.- Te lo has ganado- le dije a Erix mientras tiraba a la pantera cerca de él.

Tal y como había previsto, esa pantera no duraría ni dos segundos cerca de Alucard, tenía la suficiente rapidez y técnica para matarla incluso si le pillaba de imprevisto. Arrojó la pantera cerca de mí ya sin vida, la sangre que brotaba de su cabeza al principio me produjo un poco de náuseas pero luego me calmé y mi estómago también, al fin y al cabo si iba a ser médico iba a ver mucha sangre en mi vida. -Ya estoy listo Alucard-san.- Le dije cuando ya había enganchado las dos patas traseras de la pantera y la empezaba a arrastrar para llevármela.

Parecía que el chico había madurado de un momento a otro "valla chico mas raro, en fin..." pensé mientras veía como sujetaba a la pantera. Como no quería salir ahora encendí un fuego pues se estaba haciendo de noche y aunque prefiriese la oscuridad el niño podría pasar miedo, ademas que así se podría comer la pantera.
-Saldremos al pueblo esta noche...andando por el bosque-le dije a Erix.

Alucard decidió retrasar la marcha, por lo que encendió un fuego para que pudiese cocinar la pantera. No sabía como hacerlo pero ya le había visto antes como la hacía con el otro bicho que cazó. Aunque, la pantera, a decir verdad, pesaba demasiado, por lo que la tuve que atar al palo desde el suelo. Cuando fui a levantar el palo para encajarlo en los otros dos palos que había y que se fuese asando poco a poco, me di cuenta de que no podía con semejante animal. -Alucard-san...- dije tímidamente señalando la pantera, para que se diese cuenta de que no podía levantarla yo solo.

Erix acepto el retraso de la marcha y mientras anochecía el iba preparando la comida pero me llamó para levantar la pantera por lo que le ayude, ya que una cosa era cazar y otra que un niño levantase una gran pantera el solo.
Cuando la Pantera se terminó de hacer Erix se puso a comérselo y en un punto dado de la comida le dije.-¿Que quieres ser de mayor?-le pregunté a Erix, pues el niño me había llamado la atención desde que lo vi y sabía que hiciese lo que hiciese llegaría lejos.

Alucard colocó la pantera en su sitio y cuando se hubo asado cogí un cacho de la pata para comer, la verdad era que nunca había probado una carne tan deliciosa como aquella, en mi casa siempre servían platos elaborados pero aquellas comidas que había probado ese día también estaban muy ricas. Mientras comía Alucard me preguntó que quería ser de mayor, al principio lo pensé detenidamente, pero luego sabiendo que tampoco era un pirata malvado, le contesté sinceramente. -Seré un gran Marine, como lo va a ser mi hermano, y juntos llegaremos a ser vicealmirantes incluso.- Dije sonriendo mientras roía la poca carne que le quedaba al cacho que había cogido.

Me dijo que quería ser Marine como su hermano, se ve que quería mucho a su hermano.
-Pues seremos enemigos...no digo que yo valla a ser pirata, pero la marina pone limitaciones a la libertad y yo jamás me dejare dominar de esa manera-le dije a Erix. Aunque tienes la oportunidad de cambiar la marina,je algo casi imposible- esto último lo susurré

Enemigos, eso sonaba fatal porque ya había visto lo que era capaz de hacer. -¿La marina pone restricciones a la libertad?- Pensé, al tener diez años no sabía más que lo que veía en la tele, que los piratas eran malos y los marines los buenos, así que el razonamiento de Alucard me pillaba de lejos. -Yo seré el mejor marine con mi hermano jums.- Dije poniendo cara de enfadado y los brazos cruzados. -Además, puedo cambiar la marina si quiero porque seré el almirante más fuerte.-

El chico tenía voluntad pero todavía no sabía lo que de verdad escondía la marina.
-Te falta mucho por aprender todavía je-le dije. pero tienes la voluntad para cambiar la marina y eres fuerte, seguro que cumplirás tu sueño-le dije a Erix mientras me levantaba al ver que el ya había terminado de comer.

Al ver a Alucard levantarse hice lo mismo, me puse en pie y me toqué la tripa, estaba lleno por esa comilona que nos habíamos pegado. -Bueno y ¿a donde vamos ahora?- Le pregunté curioso mientras trataba de desenganchar el palo que tenía atado a la pantera de los otros palos, para llevar lo que quedaba y cenarlo otro día. Tal vez a mi hermano le gustase comer de aquello también. -Yo ya estoy preparado.- Estaba parado frente a Alucard con el palo cogido de un extremo y arrastrando el otro, sobre el que estaba la pantera atada.

Erix me preguntó que que íbamos a hacer ahora. Miré al cielo, era una buena noche para dar un buen paseo por un bosque desconocido con animales peligrosos acechando. Bajé la vista y mire a Erix.
-Vamos a cruzar el bosque en línea recta hasta llegar a tu pueblo-le dije a Erix. estará infectado de bestias por lo que yo no me llevaría a la pantera, ya cazaremos otra si quieres-avisé a Erix mientras terminaba de apagar el fuego.

Por las advertencias de Alucard, dejé el palo que hasta el momento tenía intención de arrastrar, Lo dejé en el suelo con la pantera asada atada, allí en medio se quedaría para que los carroñeros lo aprovechasen. -Vale, si eso ya volveré con mi hermano alguna vez de mayores a cazar aquí.- Sonreí y me puse detrás de Alucard esperando a que se abriese camino.

Erix había aceptado el que dejásemos la pantera allí, por lo que me curve hacia el bosque y empecé a caminar con ritmo. Como pensaba era un bosque muy denso por lo que a Erix le resultaría muy difícil pasar por él, en cambio a mí acostumbrado a moverme por las sombras era muy fácil pasar por ellas sin llegar a mover las hojas. Era un buen bosque, los árboles apenas dejaban ver la luna, y había muchos tipos de plantas desde venenosas hasta rizadas que enredaban a cualquier cosa que pasase por él.

En cuanto Alucard se puso en marcha comencé a andar detrás suyo, las ramas y las hojas parecían atravesarle, se movía como un fantasma entre la oscuridad. En cambio yo me iba tropezando con todas las raíces y ramas que me encontraba, incluso llegué a caerme al suelo de morros, pero sin a penas pasar unos segundos me puse de pies y me sacudí las hojas que se habían pegado a la camiseta. Caminé detrás de él hasta que empecé a ver cosas moverse entre las ramas, en ese momento me puse a su par y no me despegué de su lado ni un centímetro.

Erix aunque caminaba con cansancio no perdía el ritmo. Cuando llevábamos un rato andando Erix se puso al lado mía.
-Valla así que te has dado cuenta, llevan un buen rato acechando, y me están empezando a molestar- le dije mientras disparaba hacia el cielo para asustarlos, pero sin el efecto que quería.Ten cuidado, se ve que están acostumbrados al olor de la pólvora y no se asustan.
Seguimos caminando y de vez en cuando tenía que disparar para que supiesen cuales eran las limitaciones, de un momento a otro se nos iban a echar encima.