Última parada en el East Blue

Estaba apoyado en una pared, somnoliento y aun observando las nubes, libres de preocupaciones mundanas.

-Sargento Nara, el navegante ha anunciado nuestra llegada a Loguetown.- dijo un marine.

Gire levemente la cabeza, suspire y asentí con los ojos casi cerrados, me quede así, mirando al marine, un buen rato. Después me levante con calma y grite con las manos en alto. -¡¡¡Por fin tierra firme!!!.- termine con una risa.

Fui hasta donde estaba el navegante; Lucian. -¡Ey! Ya hemos llegado ¿Eh?.- dije dandole una palmada en la espalda.

De pronto el sargento llegó hasta donde yo estaba, venía sonriente y me dio una palmada en la espalda mientras preguntaba si ya habíamos llegado. -Si sargento, esa isla es Logue town, la isla donde nació el rey de los piratas.- No sabía muy bien donde estaba el cuartel de la marina que había en esta ciudad pero como bien había dicho el sargento, no teníamos prisa así que podíamos buscarlo tranquilamente. Acerqué despacio el buque lo más que pude al muelle, donde unos marines lanzaron unos cabos para amarrarlo allí.

-Bien señor, voy a prepararme para desembarcar, nos vemos en tierra.-Le dije al sargento mientras me metía dentro del barco por una escotilla. Llegué a mi camarote atravesando angostos pasillos llenos de tubos y hierro. Allí, dejé sobre la mesa la katana y luego me cambié la camiseta, por una de manga corta, me puse unos pantalones vaqueros largos y sobre la camiseta me eché una chaqueta blanca con capucha, con el símbolo de la marine en la espalda. -Así está mejor, parece que hoy va a llover.- Salí del camarote y atravesando de nuevo los pasillos llegué a la cubierta, desde allí pude ver como ya habían desembarcado unos cuantos que llevaban ls cajas para llenarlas de alimentos y bebidas. -Yo ya estoy listo sargento.- Dije echándome la katana al hombro poniendo los pies en tierra firme.

La voz de Lucian me sobresalto, decía que ya estaban listo, así que sin decir una palabra empecé a caminar. El puerto de la ciudad estaba repleto de barcos, naos mercantes, buques de la marine y incluso barcos piratas. Rebosaba actividad, las personas iban y venían, cargados con cajas repletas de alimentos, materiales y todo tipo de cosas.

Íbamos en una especie de fila, a mi lado estaba Lucian, el navegante. Tras pocos minutos después de adentrarnos en la ciudad nos encontremos con un marine.

-¡Eh! Perdone.- dije con la mano en la nuca y sonriendo -¿Podría decirnos donde esta la base de la marina?.

El marine me miro de arriba a abajo y después observo con cautela al resto de marinos.

-Si claro, siga recto por la calle principal y cuando llegue a la "Tasca del Mar" gire a la derecha.- dijo señalando con el dedo.

-Gracias.- continué caminando, no tardemos mucho en encontrar la base, efectivamente se encontraba donde el otro marine nos había indicado. El edificio no era muy grande a pesar de estar en una ciudad tan grande como lo era Loguetown.

El sargento también estaba preparado así que salimos hacia la ciudad. Las calles eran un continuo ir y venir de gente con cajas rebosantes de mercancías. Había varios sospechosos también por la calle, que se ocultaban tras esquinas cuando pasábamos. -Parece que no solo hay marines en esta isla.- Continué caminando al lado del sargento y de pronto se paró a hablar con un marine. Le preguntó donde estaba el cuartel de la marina y aquel buen hombre supo indicarnos como llegar. -Gracias.- Dije para mostrar mi respeto hacia el marine que nos había indicado.

Mientras caminábamos por las extensas calles pude contemplar la grandeza de la ciudad, sus altos edificios de piedra y pensé si hace unos años, el mismo rey de los piratas no hubiese caminado por allí, encadenado sabiendo que su hora estaba a punto de llegar. Me entretuve con estos pensamientos y enseguida llegamos hasta el cuartel, que a pesar de que ya nos habían avisado que era pequeño, lo era aún más. -Vaya...- dije con tono decepcionante ante tal cosa. Luego me repuse y agaché la cabeza esperando que nadie me hubiese oído.

Entremos ordenadamente en la base y me puse a hablar con un marine que había en la recepción.

-Buenas, me gustaría hablar con el oficial al mando.- le dije. El marine asintió y se levanto para guiarme al despacho. -Esperad aquí chicos.- le dije a la división. Subimos unas escaleras y el marine me señalo una puerta, asentí y fui hacía allí, toque dos veces a la puerta y la abrí con sumo cuidado. -Disculpe, ¿Capitán?- dije.

-¿Eh? Si pase.- dijo una voz grave en el fondo de la habitación.

Entre y cerré la puerta tras de mi.

-Perdone la intromisión capitán, soy el sargento Nara, mi división y yo nos dirigimos al Grand Line y solicitamos permiso para permanecer aquí hasta que terminemos de abastecernos.- le dije, estuvimos hablando unos minutos y tras terminar de charlar me dirigí a la planta inferior para reunirme con la tropa.

-¡Bueno chicos! Todo listo, mañana por la mañana partimos a la Red Line.- anuncie, me acerque a un par de marinos y les encargue la recogida de provisiones.

-El resto podéis descansar, oye Lucian ¿vienes a darte una vuela? quiero ver la plataforma donde se ejecuto al Rey de los Piratas.- le pregunte al navegante.

Después de entrar, el sargento se dirigió arriba a hablar con el comandante de aquella base, los demás nos quedamos esperando abajo, pacientes. Me senté en una silla de madera mientras miraba a mi alrededor lo poco decorado que estaba la habitación. -Vaya, si que es un lugar triste este, espero que no sea parecida la base del G-15, me pego un tiro.- Me preguntaba si habría muchos piratas en esa isla, al fin y al cabo habíamos identificado varios barcos extraños al entrar al puerto, que no pertenecían a la marine y al venir hacia aquí había visto a algunos personajes curiosos.

Al poco rato bajó el sargento de nuevo por la escalera, nos dijo que el capitán había aceptado y podíamos estar allí para proveernos, también nos advirtió de que mañana partiríamos al red line para adentrarnos en el Grand Line. -Si, por fin, es lo que he estado esperando tanto tiempo.- Después el sargento se acercó a mí y me preguntó si quería ir con él a ver la plataforma de ejecución. -Por supuesto sargento, será un placer ir con usted a ver ese monumento.- Contesté sin vacilar. Salí a la calle y comenzamos a caminar por las calles hacia la plataforma, me preguntaba como sería ver la plaza de Logue town desde allí arriba tal y como la había contemplado el rey de los piratas.

Lucian había aceptado a acompañarme, con una sonrisa salimos de la base y nos encaminamos por las calles hacia la plaza donde tuvo lugar la legendaria ejecución.

Las calles se percibían bulliciosas como era de esperar en una ciudad como esta. La calle dio paso a otra un poco más grande en la que diferentes puestos se situaban a ambos lados, frutas, comida, vino, objetos turisticos, entre otros adornaban los puestos.

-Oye Lucian, ¿Puedo hacerte una pregunta?.- le dije a mi compañero -¿Por que te has unido a la marina?

Las calles estaban abarrotadas, era una ciudad hermosa, me recordaba a la isla donde yo había nacido, solo que esta tenía incluso más gente. Caminábamos en paralelo observando todo lo que sucedía, los laterales de las calles eran un ir y venir de olores, aromas de flores, frutas y verduras que vendían en los puestos ambulantes, llenando las calles de un color especial. -Ahhh....- Suspiré largamente después de haber aspirado todo el aire posible, que recogía tantos olores y aromas distintos.

Mientras caminábamos el sargento se dirigió a mí para hacerme una pregunta. -¿Por que te has unido a la marina? Me quedé pensando mientras miraba al cielo. -Sargento, ¿conoce usted esa sensación de no querer defraudar a nadie?- Hice una pequeña pausa, no esperaba que contestase, porque ahora iba a explicarle mis razones, de nuevo alcé la cabeza mirando a las nubes grisáceas que poco a poco se iban disipando. -Mi padre fue marine ¿sabe? lo dio todo por defender a los suyos y a su pueblo, era miembro de la infantería del G-2, pero quedó incapacitado tras un accidente.- De nuevo paré, tomé aire y proseguí la explicación. -Mi padre empezó a ver muchas cosas de otro modo después de que había salido de la marina, pero yo aún así quise hacerme marine, no quería defraudarle. Pero el principal motivo por el que lo hice fue por encontrar el verdadero significado de la justicia.-

Miré al sargento, no sabía si él era de los que practicaban una justicia absoluta o no así que temí haber metido la pata pero proseguí.-Mi padre siempre me dijo, que los marines no tienen porque ser los buenos y los piratas los malos, que pensase por mí mismo y creyese en mi propia justicia, es por eso sargento, que me hice marine, para responder todas esas dudas y ayudar al mundo con una justicia verdadera, donde no haya que sacrificar hombres para cumplir un objetivo.- Seguí caminando la vez que bajaba la cabeza esperando la respuesta del sargento.

Escuché con atención lo que Lucian dijo, sin duda se convertiría en un gran marine y la influencia que su padre ejerció en el fue muy positiva.

-Fuu ...- suspire -Tienes suerte de hacer lo que crees correcto, tu padre seguro que es un gran tipo no como mi viejo.- mi gesto había cambiado radicalmente -Mi padre fue líder del CP-4 y desde que era niño me calentaba la cabeza para que me convirtiera en un gran oficial de la marina y yo no quiero eso ... - volví a suspirar -Yo... sólo quería ser un marine mediocre, recibir una paga normal... casarme con una mujer que no fuera ni fea ni guapa y tener dos hijos. El primero debía ser una chica y el siguiente un chico. Me retiraría de mi trabajo de marine después de que se casara mi hija y mi hijo consiguiera un trabajo. Entonces podría jugar al Shōgi y Go durante los días aburridos y vivir libre de preocupaciones mundanas... Después moriría de viejo antes que mi mujer. Ése es el tipo de vida que quería, pero me he esforzado demasiado, algo que no es normal en mí. Quería morir de forma normal. Me he metido en algo bastante problemático como es llevar a una división al Mar más peligroso del mundo.- dije aun con mala cara.

Después de hablar yo, empezó el a contarme sobre su vida, decía que él no quería llegar a ser nadie de alto rango en la marina, que quería una vida normal, con una paga normal, una mujer normal y jugar al shogi. Me pareció extraño, que un sargento, que se había ganado su puesto con esfuerzo escalando posiciones hablase así, pero me resultaba gracioso, no me imaginé nunca tener un superior con unas ambiciones como las suyas. Era un tipo muy agradable y me gustaba hablar con él. -Sargento, si quiere cuando volvamos a la base jugamos al shogi, aunque tendrá usted que explicarme porque no soy muy bueno.-

Continuamos nuestro camino hacia la plaza donde aún se erigía la plataforma donde había muerto el rey de los piratas, lo que más temía era que animados, los piratas se hubiesen acercado allí también a contemplarla, íbamos el sargento y y o solos, y aunque yo tenía una akuma no mi, no sabía si nos topábamos con piratas, cuan fuertes serían.

Lucian me ofreció jugar conmigo al Shogi aunque tendría que enseñarle. -Jeje claro.- mi cara había vuelto a cambiar, esta vez sonriente.

Habíamos llegado ya a la plaza donde fue ejecutado el Rey de los Piratas, como era de esperar muchos turistas estaban allí contemplando la plataforma al igual que nosotros.

Moviéndonos entre la gente nos íbamos acercando más y más a la plataforma.

Nos fuimos acercando poco a poco, abriéndonos paso entre la ingente multitud que se había congregado en torno a la plaza para ver la gran obra, el altar, para los piratas donde había muerto su dios. -Vaya...parece que nunca llegaremos a ver de cerca la plataforma, esto está infestado.- Seguimos acercándonos, abriéndonos paso a empujones a veces porque había mucha gente y encima parecían estar alborotados por algo, estaban como intranquilos y empujándose entre ellos.

-Sargento, creo que deberíamos de poner orden, si se produce un incidente, con toda la gente que hay aquí seguro que alguno moriría aplastado o por asfixia.- Me dirigí así al sargento, mientras le miraba para ver que orden daba

Off-Rol:

La gente empezaba a montar jaleo, mi compañero me dijo que deberíamos hacer algo ... -*suspiro* Que problemático ... No puedo dar un paseo sin tener que meterme en estos marrones.- suspire -Claro, vamos a parar esto.- algunos ya empezaban a intercambiar golpes. Me acerque a ellos con paso lente y con ambas manos en los bolsillos, me puse a la altura de ambos y sacando las manos de los bolsillos agarre a cada uno por el hombro. -No me importa si os matáis, ni porque os peleáis, solo quiero disfrutar de esta calmada tarde en paz y no se porque siempre acabo dentro de idiotas como vosotros así que porque no os dais la manos y dejáis de hacer tonterías.- lejos de parecer amenazante mi voz sonaba relajada y dejada.

Uno de ellos se echo a un lado y me obligo a soltarle. -¿Quién te crees que eres? Yo soy un bucanero, no acepto ordenes de pimpollo como tu.- el hombre era calvo y en su cabeza una vena se hizo notar, parecía que iba a explotar.

-Tu solo eres un idiota con aires de grandeza.- le dije sin alterarme.

Con un gruñido dirigió un puñetazo hacía mi, que esquive con relativa facilidad, así continuo por otras dos veces. Finalmente acabe golpeándole con el codo en la barbilla haciendo que cayese noqueado. -Quedas arrestado por intento de agresión a un oficial de la marina.- le dije aunque sabía que en su estado actual no podía oír. Aun quedaba otro y como me había entretenido con el mío no sabía si Lucian se había encargado de el.

El sargento se adelantó, tomó a alguien por los hombros y trató de disuadirlos con palabras, pero sus palabras, a pesar de haber sido dichas con un tono relajado, sonaron demasiado agresivas. Había algo en esos tipos que era extraño, no parecían ciudadanos normales por lo que me dispuse en modo defensivo por lo que pudiese pasar, sabía que la pelea era inminente porque el sargento los había insultado. Intentó entonces atacar al sargento lanzándole varios puñetazos, traté de intervenir pero me di cuenta de que el otro tipo al que también había insultado estaba preparándose para hacer algo. El sargento le dio un codazo al tipo y lo dejó noqueado mientras yo, con gran rapidez desenvainé mi katana, la cual llevaba apoyada contra el hombro y dejé caer al suelo la vaina. Corrí hacia el sospechoso que estaba sacando algo de uno de los bolsillos de su chaleco, una pistola, pero antes de que pudiese siquiera apuntar le di un espadazo en la pistola y esta calló lejos de él, pero era peligroso que hubiese un arma por ahí tirada, en una plaza donde había cientos de civiles.

-Sargento, estos tipos son piratas, están armados.- Un segundo hombre que no había entrado aún en la pelea sacó entonces su pistola y disparó hacia nosotros. Puse mi mano izquierda al frente y entonces, mi mano se convirtió en un escudo de hierro plateado, que detuvo el golpe. El escudo me cubría desde la rodilla hasta la cabeza. Tras oír el disparo, la gente que no estaba involucrada empezó a correr por la plaza, tratando de alejarse del lugar. -Sargento, hay que poner a la gente a salvo, hay que tratar de calmarlos o se producirán muertes por asfixia.- Entonces, sin destransformar mi mano de escudo, me lancé a por el tipo que había disparado y le di con la katana, pero por el lado que no tenía filo, solamente para dejarlo inconsciente, debido al golpe en el cuello, calló al suelo. El otro tipo por su parte había intentado recuperar su pistola del suelo, pero estiré mi brazo dibujando un semicírculo y le golpeé con el escudo de hierro que tenía por mano. Luego volví mi cuerpo a la normalidad y espere las órdenes del sargento.

Off-Rol:

-No hay nada como que dos piratas luchen contra 2 marines para que olviden sus diferencias.- dije, era curioso pero a la vez gracioso que los hombres que antes enfadados se golpeaban dejasen a un lado sus diferencias para pelear contra un enemigo común.

Tampoco pude evitar exclamar de sorpresa al ver que el recluta, el navegante Lucian era usuario de una Akuma no Mi. No había leído nada en su ficha que indicase que lo era. -Tu y yo tenemos que hablar sobre ese poder tuyo.- le dije con una sonrisa y los ojos cerrados, tampoco sabía si el era consciente de que yo era usuario de una Akuma no Mi como lo era la Kage Kage no Mi, debido al escaso poder de estos piratas no me fue necesario utilizar mis poderes.

-Bien deberíamos llevarlo al cuartel.- puse mi mano derecha en la frente a modo de sombrilla para que la luz del sol no me cegara y poder ver mejor. -¿Es que no hay marines por aquí?.- gruñí mirando de un lado para otro, a lo lejos pude distinguir una figura y parecía llevar una gorra de marine. -¡Eh! ¡Oye tu! Eres marino ¿no? ¡Pues ven aquí!.- le dije con la mano en alto.

Off-Rol (2):

El sargento se mostró sorprendido, pero no era la cara de sorpresa de alguien que ve por primera vez como se usa una akuma no mi, seguro que antes ya había visto habilidades similares. Me dijo que después de que las cosas se calmasen teníamos que hablar. Asentí con la cabeza y entonces me dispuse a mantener el orden entre los ciudadanos, que ahora ya más relajados, habían dejado de correr como pollos sin cabeza. -Bien, presten atención, los piratas han sido derrotados y vamos a proceder con su arresto, pero por favor, continúen su camino y sus quehaceres en orden y calma, son muchos y podría suceder una catástrofe si el pánico os invade.- Estaba seguro de que en la plaza aún quedaban algunos piratas más, aquellos que se habían empezado a pelear no parecían ser de la misma banda. Me acerqué al sargento, que se había puesto a chillarle a un marine a lo lejos.

-Sargento, creo que aún hay más piratas por aquí, esos dos ni siquiera parecen pertenecer a la misma banda, y una banda formada por tan solo dos hombres...es muy extraño, creo que deberíamos de peinar bien la zona, es posible que estén tratando de huir de aquí ahora.- Le dije poniéndome un poco serio y mirando a mi alrededor. Por el momento habíamos capturado a tres, a los que me encargué de mantener bien amarrados.

Mientras Lucian apaciguaba a las masas y les pedía tranquilidad yo estaba esperando a que aquel marine viniese, pero no lo hacia, se limitaba a mirar.

-Sargento, creo que aún hay más piratas por aquí, esos dos ni siquiera parecen pertenecer a la misma banda, y una banda formada por tan solo dos hombres...es muy extraño, creo que deberíamos de peinar bien la zona, es posible que estén tratando de huir de aquí ahora.- dijo Lucian.

- Uhmm ... Si *suspiro* supongo que tienes razón.- conteste -Necesitamos que algunos marines de la isla colaboren, voy a ver que le pasa a ese de allí, quedate aquí.- le dije antes de alejarme con relativa rapidez. Me acerque al muchacho de la gorra Marine, era un hombre joven, seguramente mayor que yo, con el pelo negro. -¡Eh oiga! Le estoy llamando.- dije a escasos metros -Es usted marine ¿no? Pues ayúdenos con esos tipejos.- dije señalando a los dos hombres en el suelo junto a Lucian.

Off-Rol:

El sargento me ordenó quedarme allí a retener a los sospechosos mientras él se acercaba a hablar a un marine que andaba algo despistado, no sabía que requeríamos de sus servicios. -Esta bien sargento, yo me ocupo de estos tres no hay ningún problema.- Le dije sonriendo para que él se marchase tranquilo. Me situé cerca de los piratas, que habían sido encadenados por unos marines de nuestra división. -Muchachos, buen trabajo, mantened a esta gente segura es nuestra obligación como marines, yo me encargo de vigilar a estos tres. ¿podríais ir a ver si hay alguien herido por aquí cerca? todo ha sucedido muy rápido y no sabemos si los civiles están a salvo.- Tras decirles esto, dos marines se fueron a dar una vuelta para ver si encontraban algún herido mientras yo me quedaba allí vigilando a los que ya habíamos atrapado.

Off-Rol:

Al parecer algunos de los marines de nuestra división habían tenido la misma idea que nosotros y habían venido a ver la plataforma donde el Rey de los Piratas fue ejecutado, cosa que nos vinos de perla para arrestar a los piratas y poner un poco de orden.

-¿Es qué en esta isla no trabaja ningún marine?- pensé en voz alta mientras me dirigía a grandes zancadas a donde estaban mis subordinados. -¡Y tu también ven!.- le dije al marine de la gorra.

-Bien, vosotros dos id a ver si encontráis mas piratas escondidos, vosotros poned orden y tu y tu llevad a estos al cuartel, Lucían y yo vigilaremos también.-

El sargento ya había vuelto, nada más llegar se puso a dar órdenes sobre lo que debíamos hacer, mando a unos cuantos de nuestra división, que por suerte se encontraban allí también, llevar a los arrestados al cuartel, a otros les hizo ir a peinar la zona para asegurarse de que no había más piratas. -Malditos piratas...este es un sitio sagrado para ellos, aquí comenzó la famosa era dorada de la piratería...si siguen viniendo a esta isla es porque piensan llegar al Grand Line, pero nosotros también vamos hacia allí y los vamos a detener a todos.- Mientras pensaba en esto, el sargento se acercó y dijo que fuésemos él y yo a vigilar. -Está bien sargento- Afirmé poniendo mi mano en la frente y luego echamos a andar buscando posibles piratas.

Mientras caminábamos le dije al sargento. -Sargento ¿qué cree usted que vamos a encontrarnos en el Grand line? dicen que es el mar más grande y peligroso del mundo. ¿creé que los muchachos estarán bien?- Esperé una respuesta mientras caminábamos.

Off-Rol:

Mientras caminábamos poniendo nuestra atención a todo aquello que parecía relativamente sospechoso. Lucian me pregunto sobre que nos depararía en el Gran Line -Es problemático, en el Grand Line están los piratas más fuertes ... me hubiese gustado quedarme en el East Blue que tiene piratas de bajo nivel ... comparados con los del Grand Line.- tome aire -Bueno, no se si estarán bien pero ese es mi trabajo como sargento, es un follón pero es lo que debo hacer como su oficial al cargo. Por cierto, ¿Qué hay de ese poder? ¿Eres usuario de una Akuma no Mi?.- tenía curiosidad, no se en que consistía su poder pero era interesante.

Mientras caminábamos el sargento se interesó por mi poder. Me pregunto sobre si eso que había hecho de crear un escudo a partir de mi mano era fruto de una akuma no mi. -Así es sargento, comí la Koto Koto no mi y me he convertido en un hombre escudo, puedo hacer aparecer escudos de diferente poder defensivo y tamaño por todo mi cuerpo, perdón por haberle omitido esa información antes, se me pasó.- Sonreí y continué caminando con el sargento, no sabía si él sería un usuario o no pero como hasta ahora no le había visto hacer nada que pudiese demostrar que si lo era, evité preguntarle simplemente por respeto hacia él. El tiempo me mostraría si lo era o no.