Última parada en el East Blue

-Así que un hombre escudo ¿Eh?.- resalte -Parece útil, bueno ... todo lo útil que puede ser una Akuma no Mi .- dije.

La incapacidad para nadar era un problema para gente que estaba mucho tiempo en el mar como yo.

-¿Sabes? Yo también soy usuari de una Fruta del Diablo.- puse ambas manos detrás de la nuca y no pude dejar escapar una pequeña sonrisa. -Ingerí la Kage-Kage no Mi, soy un hombre sombra, puedo controlar las sombras y lo mejor de todo ... - calle unos segundos para dar suspense -Puedo crear zombies ja, ja, ja ...- no sabía si eso se lo creería o se lo tomaría como una broma.

Por suerte no encontrábamos a nadie sospechoso, eso significaba menos trabajo para el menda. "Aunque espero que el resto este bien"

El sargento pensaba que podía ser útil, sabiendo que estas frutas otorgaban poderes sobre naturales a los que las ingería, yo siempre había pensado que un usuario de akuma sería siempre una ventaja. Además siguió hablando después, tal y como había imaginado, el sargento también poseía una akuma no mi, dijo que era un hombre sombra y que podía controlar las sombras, cosa que me parecía muy extraño pero que no era algo imposible pues con las akuma no mi nunca se sabía. Pero lo que dijo después, que podía crear zombies, eso ya era muy extraño, incluso para una akuma, ¿que relación tenía el hecho de controlar sombras con el crear zombies? -Vaya sargento, si le digo la verdad, me lo había imaginado aunque nunca pensé que fuese un poder tan extraño como ese...seguro que algún día podré ver con mis ojos eso que dice de los zombies, aunque me resulta muy extraño no se ofenda, no quiero decir que no le crea...solo que...- En ese momento paré de hablar pues no quería liarme más, así que sin mas dejé de hablar y caminé al lado del sargento. No veía la hora de embarcarme de nuevo hacia el Grand Line, en todo momento estaba pensando en como sería navegar por ese mar.

Lucian se estaba liando un poco, no quería poner en duda mi palabra.

-Jaja, tranquilo.- dije intentando quitarle hierro al asunto, inmediatamente hice que mi sombra se separase de mi cuerpo y tocase a Lucian por detrás para asustarle aunque no sabía si lo lograría.

-Puedo arrebatar sombras y ponérselas a cadáveres, estos adquieren las habilidades de las personas a las que pertenecen las sombras, y si te cuento más tendría que matarte jajaja.- me agarre a su cuello mientras me reía.

“Espero encontrarlo” pensé mientras corría por la calle evitando a los civiles.

Las calles comenzaban a llenarse cada vez mas de personas lo cual me obligaba a tener que bajar la velocidad o terminaría embistiendo a alguien. Tras una rápida inspección determine que lo mejor que podía hacer era subir al techo de algún edificio y tratar de encontrarlo. Tras subir al techo utilizando los puntos sobresalientes de las ventanas para escalar, comencé a tratar de encontrar al sargento Nara, pero al no conocer su rostro solo podía basarme en la descripción que me dieron unos marines cuando pregunte por él.

-Veamos-Dije mientras me quitaba la gorra para poder rascar mi cabeza- Dijeron que buscara a una persona con una expresión de cansancio, de cabello negro y atado a una cola de caballo en punta, ojos marrones y las orejas adornadas con pendientes además de que vista un chaleco táctico verde-Creo… sí, estoy seguro que es él.-

Di un salto para aferrarme a la rama de un árbol y tras comprobar que la altura no me haría daño solté la rama y corrí en dirección al sargento. Al estar lo bastante cerca me percaté de que el sargento no se encontraba solo, sino con otro chico, por lo que me coloque enfrente de ambos y dije mientras hacia el saludo de los marines:

-Disculpe la interrupción señor, mi nombre es Santiago y a partir de hoy estaré a su servicio, no tiene que preocuparse por nada ya todo está arreglado, por lo cual le ruego que usted autorice el traslado señor.

El sargento le quitó hierro al asunto y continuó hablando, explicándome como funcionaba su fruta, lo de los zombies seguía sin saber como podía hacerlo, pero si él lo decía, seguro que era cierto. Al menos la explicación que me dio de ello me resultó bastante convincente, unos zombies que ganaban la habilidad del dueño de la sombra que se les ponía,era muy interesante. De pronto, mientras caminábamos, algo por detrás llegó a tocar mi hombro por detrás, al notarlo inmediatamente me di la vuelta con un salto y estuve a punto de desenvainar la katana de no ser porque el sargento echó a reír y se cogió de mi hombro. -Ja..jajaj vaya sargento si que es interesante esa fruta suya.- Dije acompañando las risas.

Al poco rato, de la nada apareció ante nosotros un tipo que vestía con la indumentaria estandar de un marine, chaleco blanco con pañuelo y gorra, hizo un saludo muy rápidamente y dijo que pertenecía desde hace poco a la división del G-15. -Vaya, un nuevo nakama- pensé para mis adentros mientras estiraba cordialmente la mano en busca de la suya. -Soy Lucian, el navegante del G-15, mucho gusto.- Sonreí y esperé al sargento.

*Parece un buen chico, me agrada* Pensé mientras estiraba mi mano para responder a su saludo.-Mucho gusto Lucian.-Estaba seguro de que ya había escuchado mi nombre pero eso impidió que volviera a presentarme-Santiago, soy espadachín.-Dije mientras señalaba con mi pulgar la espada que colgaba de mi espalda.

OFF-ROL:

Lucian también había acompañado mis risas, ahora parecíamos más u par de amigos más que un sargento y su subordinado.

Un marine se cruzo en nuestro camino, parecía tener algo que decirnos. En efecto nos buscaba a nosotros, se llamaba Santiago y era espadachín, parece ser que habían solicitado un traslado a la nueva división.

Lucian se presento.

-Buenas Santiago, soy Shikamaru Nara aunque puedes llamarme solo Shikamaru.- salude. -Vaya, pues bienvenido a la División del G-15, antes de partir iré a la base y terminare el traslado.- dije con la mano en la nuca.

Santiago dijo que era espadachín, al igual que yo, por lo que me agradó bastante, seguro que íbamos a poder entrenar juntos cuando estuviésemos en la base. Después de eso se presentó el sargento, con su típica modestia de siempre y luego dijo que teníamos que ir hacia la base para preparar la marcha hacia el Grand Line. -¡SI!- Exclamé en alto sin darme cuenta. -Ui...perdón, estoy muy emocionado por poder navegar en ese mar y no veo la hora de que llegue ese momento...- Parecía una chiquilla de colegio cuando ve a algún ídolo y se pone a chillar, pero realmente estaba emocionado.

-Gracias sargento Nara.-No pude evitar dejar escapar una ligera sonrisa al saber que dentro de poco podría ver el mar y salir una temporada de aquí. Nuevamente realice el saludo militar en señal de respeto.

Al escuchar a Lucian sobre el tema salir al mar me alegro, por lo cual dije-Te comprendo, yo también estoy emocionado por salir, por eso cuando me entere de que una tripulación pedía permiso para salir hacia el mar, no dude en pedir un traslado y salir a buscar al sargento y pedírselo personalmente.

Lucian y Santiago empezaron a charlar. -Lucian, no creo que encontremos a nadie, volvamos a la base y avisemos al resto desde el Den Den Mushi de allí.- dije refiriendome a los piratas que buscábamos.

Deje a Lucian y Santiago atrás que seguían hablando y yo mientras meditaba a la vez que nos dirigíamos a la base de la marina.

Tal y cómo lo había pedido el sargento, dejamos la búsqueda por el momento, estaba seguro de que aún quedaban algunos piratas por allí, pero si el sargento lo mandaba, teníamos que volver a la base. A paso ligero comenzó a andar, dejándonos a Santiago y a mí un poco más atrás, parecía que el sargento estaba pensando en sus cosas así que mientras charlé con mi nuevo nakama. -Dime, Santiago, ¿eres un usuario de akuma no mi?- Pregunté directamente y sin rodeos.

El sargento menciona algo de no encontrar a nadie, por lo que decidió regresar a la base.

Lucian y yo caminábamos por la calle cuando este pregunto si era usuario de akuma no mi.

-¿Te refieres a esas frutas raras?, pues no, soy una persona ordinaria por así decirlo jeje.-Dije mientras estiraba un poco mis brazos.- ¿Y qué hay de ti, tu si comiste alguna de esas frutas? Y si ese fuera el caso, dime que sabor tienen, he escuchado rumores de su mal sabor, ¿no sabrás si se pueden utilizar para completar algún otro alimento?.

Escuchaba a Santiago y a Lucian hablar aunque estaba tan absorto en mis pensamientos que no entendía lo que decían.

Tras un breve rato caminando a paso ligero lleguemos a la base, abría la puerta sin esperar a Lucian y Santiago, subí las escaleras que llevaban al despacho del capitán de la base. Toque dos veces a la puerta y entre.

-Oh Sargento Nara, ¿En que puedo ayudarle?.- dijo el capitán.

-Hace poco hemos tenido un problemilla en la plaza de ejecución.-

-Ah si, los marines de su división han traído a los alborotadores. Buen trabajo.

-Hay es donde quería ir a parar, hemos tenido que encargarnos los marines de la División del G-15, ¿Donde estaban sus soldados?, si no llegamos a estar nosotros se podría haber armado una buena.- reproché.

-¿Estás insinuando que no estoy haciendo mi trababajo?- dijo no sin algo de amenaza.

-No, no lo estoy insinuando, lo estoy afirmando, podría haber habido alguna baja.-

-Pero no las ha habido.- cortó -Sargento, le recomiendo que mida sus palabras, soy su superior y podría ganarse un peligroso enemigo.- amenazo.

-¿Qué me haría? ¿Impediría que ascendiese? Créeme, me harías un favor.- me di la vuelta y me dirigí a la puerta -Puede que el que se haya ganado un peligroso enemigo haya sido usted capitán.- dije antes de salir y cerrar la puerta tras de mi.

Baje al vestíbulo donde estaban Lucian y Santiago. Le pedí a la recepcionista que me diese el papel del traslado de Santiago para firmarlo y salir de allí, una vez lo hice me dirigí a Lucian y Santiago.

-Bien, volvamos al barco, mañana mismo partiremos a la Red Line.-

Cuando llegamos a la base el capitán fue el primero en subir por unas escaleras dirigiéndose hacia el despacho del capitán, Santiago y yo lo esperamos abajo, charlando. -Veras las frutas del diablo...saben...no se es una mezcla entre tierra, ceniza, polvo...todo lo más seco y asqueroso que puedas imaginar, está englobado dentro del sabor de una akuma no mi.- Le respondí a la pregunta que me había hecho antes, poniendo cara de asco al recordar el amargo sabor y lo mal que lo pasé cuando la comí. Cuando el capitán bajó nos dijo que partiríamos al red line mañana, por ahora volvíamos al barco. Acepté su orden y le seguí caminando sonriente hacia el barco.

-Vaya, nunca pensé que tendrían un sabor tan desagradable-Dije mientras palmeaba el hombro de Lucian al ver mueca de asco.
A los pocos minutos el sargento se encontraba de vuelta y dio la orden de regresar al barco pues mañana partiríamos.
Decidí acompañar al sargento y a Lucian hacia donde estuviera el barco, pues no tenía nada que me continuara reteniendo en ese lugar. Durante el trayecto no podía dejar de pensar en cómo sería mi nueva vida, *las cosas que vería, la gente que conocería, la comida nueva e incluso podría llegar a…* Un escalofrió recorrió por completo me cuerpo al contemplar una posibilidad que creía olvidada. *Y si llegara a toparme con ella, como es posible que no pensara en esa posibilidad* Sin darme cuenta comencé a morder mi dedo índice *¿Qué es lo haría si eso llegara a pasar?, acaso podría..., no... aun me hace falta coraje* . Al darme cuenta de que estaba mordiendo mi dedo lo solté rápidamente y trate de disimular que nada había pasado.

Caminemos por la calle principal que estaba muy concurrida, no tardemos mucho en llegar al puerto donde nuestro pequeño barco estaba anclado.

Cuando entremos en el puerto pude observar que aun había gente cargando y descargando cosas.

-Mira Santiago, ese es nuestro navío.- dije señalando al pequeño barco típico de la marina.

Había algunos reclutas allí pero aun faltaban algunos "Supongo que ya vendrán" .

-Lucian, lleva a Santiago a alguna de las habitaciones con sitio para que se instale, yo iré a la cocina a comer algo, os espero.- les dije alzando la mano con la palma abierta a modo de "Hasta Luego" -¡Cocinero! ¡Enciende los fogones estoy hambriento!.- grité mientras caminaba por el pasillo.

Tal y como el sargento había ordenado, acompañé a Santiago a encontrar una habitación donde poder alojarse, por suerte, a escasos metros de donde estaba mi camarote, había uno libre. -Ven Santiago, como podrás ver son camarotes pequeños y tal vez claustrofobicos pero al final te haces a ellos.- Le dije mientras me quedaba apoyado en la puerta de hierro esperando a que dejase sus cosas allí. Después recordé que el sargento había ido hacia la cocina y me decidí por ir a comer un poco antes de acostarme. -Voy a la cocina con el sargento, solo sigue este pasillo estrecho y la puerta que hay a la derecha, esa es la cocina.- Le indiqué a Santiago para que viniese cuando se hubiera instalado.

Al llegar muelle comencé a tratar de buscar el barco con la mirada y cuando el sargento señalo cuál de todos era, casi salto del gusto *No me parece pequeño para nada* Estuve a punto de correr en dirección al barco para subir y comenzar a explorarlo cuando el sargento le pidió a Lucían que me llevara a una habitación disponible en la cual pudiera instalarme mientras él se dirigía a la cocina.
Lucian me llevo dentro del barco y tras pasar unas cuantas habitaciones encontramos una bacía, a la cual entre.
-Pues sí que son pequeñas, pero tampoco están mal-Dije mientras descolgaba mi espada para dejarla recargada en la pared.-Seguir el pasillo y a la derecha, O.K., te veré ahí, gracias por todo.-tras decir eso me recosté sobre la cama mirando al techo.
*En un barco… me pregunto cómo la estará pasando él * Gire mi cabeza ligeramente para poder observar mi espada y tras mirarla por un segundos me levante de la cama para poder tomarla y luego volver a sentarme. *Creo que ya han pasado uno 3 o 4 años desde la última vez que le vi* Desenvaine ligeramente la espada para poder ver mi reflejo en la hoja *Ahora soy un marine* Un gruñido me saco de mi pequeño mundo y me recordó que tenía hambre-Que forma de arruinar el momento jeje-Dije mientras guardaba la espada en su funda y la dejaba sobre la cama.
Nuevamente me puse de pie y salí de la habitación con rumbo hacia la cocina con suerte y me alimentaban.

Entré en la cocina y hay estaba el recluta cocinero, no recordaba su nombre así que me limite a llamarle cocinero.

-¡Cocinero! Algo de picar por aquí.- grite a la vez que me rugían las tripas.

-Estoy en ello mi sargento.- respondió un poco tenso.

Poco después llego Lucian.

-Hombre, ¿Ya le has llevado? Sientate a comer conmigo.- dije con una amplia sonrisa.

Otro rato después llego Santiago al que invite también a sentarse y comer algo.

Me encaminé a la cocina atravesando el angosto pasillo lleno de tuberías y contadores de presión, allí estaba el sargento pidiendo algo de comida y desde la cocina se escuchó una voz que parecía ser la del camarero. Me acerqué hasta la mesa y el sargento me invitó a sentarme. -Sargento.- Dije con un gesto de aceptación y tomé asiento a su lado para disfrutar de la comida, al poco tiempo llegó Santiago que ya parecía haberse instalado. El camarero sacó algo de comer entonces, pero yo estaba falto de apetito así que tan solo le pedí un poco de bebida y me trajo una botella de cola, ya que estaba de servicio y no podía beber alcohol. Tomé un trago y luego de uno de los bolsillos del pantalón saqué un paquete de cigarros y, como de costumbre cogí uno, lo encendí y le di una calada. Al instante miré al sargento con cara de preocupación, no sabía si él permitía fumar en su barco o no, así que me quede con cara de tonto mirándole sin decir nada, inmobil.

Al llegar a la cocina el sargento me ofreció sentarme, por lo que busque un asiento el cual estuviera enfrente de ambos para poder verles las caras.

-Caballeros-Dije mientras jalaba la silla y me sentaba.- ¿Y qué es lo hay en el menú de hoy?-Dije mientras sonreía levemente y por puro instinto jugaba con el anillo de mi mano haciéndolo girar entre mis dedos.

*Eso se ve bien* Pensé al ver la bebida de Lucian. –Disculpa, en cuanto puedas podrías darme la misma bebida que Lucian y en cuanto a comida lo que sea estará bien, siempre y cuando no tenga cebolla, gracias.

Al llegar mi pedido espere a que la comida del Sargento y Lucian llegaran para poder empezar a comer, pero al no llegar el plato de este último dije en un tono burlo pero amigable-¿Qué pasa amigo?, ¿Estás enamorado o algo por el estilo? Jajajaja, bueno pues con el permiso de ambos- Empecé a comer.

Una vez llego mi plato; con carne y pescado, empecé a comer como si llevase sin hacerlo días.

-Bueno chicos, ¿Estáis listo para ir al Grand Line?.- dije mirando primero a Lucian y luego a Santiago -Es un mar muy peligroso, yo al menos tengo mucho miedo.- dije sin darle importancia a lo último que había dicho y mientras seguía metiendo comida en mi boca sin parar.

Después cogí un vaso de agua que me había servido y le metí un buen trago para que la bola de comida que se me había amontonado en la garganta bajase.

Al sargento no parecía importarle lo de que estubiese fumando ya que no había dicho nada, por lo que seguí dándole caladas al cigarro. Al momento los dos se pusieron a comer, el sargento y Santiago, yo seguía con mi botella de cola, dándole algunos sorbos entre calada y calada. Entonces el sargento nos preguntó si estábamos listos para comenzar ese viaje hacia tan despiadado mar. -Sargento, me he preparado durante años para este momento, estoy preparado, sin duda.- Dije bien firme, al momento sonreí y seguí fumando.

-La verdad no sé si este preparado para enfrentar los peligros que ese mar pueda arrojar- Di otro bocado y después de tragarlo continúe- Pero miedo no tengo,  porque sé que no estoy solo y eso será lo que me motive mejorar mis habilidades, pues odiaría que por mi culpa alguien resultara herido.

Continúe comiendo plácidamente hasta que reflexione lo que acaba de decir –Jajaja, que cursi, mejor olviden lo que acabo de mencionar.

Escuche atentamente que decían cada uno, en especial lo de Santiago. Quizás cualquiera de ellos fuese mejor sargento que yo.

-Je, je ... Pues yo espero que no tengamos muchos problemas para llegar a la base ... Y que tampoco los tengamos una vez allí.- dije con una sonrisilla. -Bueno chicos, yo me voy a ir a dormir ya ... estoy cansado.- les dije a la vez que me levantaba de la mesa, no había echo ningún esfuerzo físico tan grande como para justificar el cansancio, simplemente lo estaba.

Me despedí también del cocinero y salí hacía mi camarote, uno más grande que el resto. Por el pasillo salude y le di las buenas noches a algun que otro recluta. Llegue, abrí la puerta y me tumbe rapidamente. No tarde mucho en quedarme dormido.